Vaticano: «Es necesario y urgente volver al edificio de la iglesia»

El Vaticano afirmó que «es necesario y urgente volver al edificio de la iglesia» en una carta sobre la celebración de la liturgia durante y después de la pandemia de COVID-19 con el título ‘¡Volvamos con alegría a la Eucaristía!’. La misiva de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, dirigida a los presidentes de las conferencias episcopales de la Iglesia católica, fue aprobada por el Papa Francisco el 3 de septiembre pasado.

«Tan pronto como las circunstancias lo permitan, es necesario y urgente volver a la normalidad de la vida cristiana, que tiene como casa el edificio de la iglesia y la celebración de la liturgia, especialmente la Eucaristía. Aunque los medios de comunicación realicen un valioso servicio a los enfermos y a los que no pueden ir a la iglesia, y han prestado un gran servicio en la transmisión de la Santa Misa en un momento en que no era posible celebrarla comunitariamente, ninguna transmisión es equiparable a la participación personal o puede sustituirla. Por el contrario, estas transmisiones, solas, hacen que se corra el riesgo de alejarnos del encuentro personal e íntimo con el Dios encarnado que se nos ha entregado no de forma virtual, sino real», sostuvo la Congregación para el Culto Divino, que tiene como prefecto al cardenal Robert Sarah.

La congregación afirmó que «en la emergencia de la pandemia surgió un gran sentido de responsabilidad: al escuchar y colaborar con las autoridades civiles y los expertos, los obispos estuvieron listos para tomar decisiones difíciles y dolorosas, hasta la suspensión prolongada de la participación de los fieles en la celebración de la Eucaristía». «La debida atención a las normas de higiene y seguridad no puede conducir a la esterilización de los gestos y ritos», sostuvo el Vaticano, al reiterar que es urgente volver al edificio de la iglesia. Enfatizó que «confía en la acción prudente, pero firme, de los obispos para que la participación de los fieles en la celebración de la Eucaristía no se catalogada por las autoridades públicas como una ‘reunión’, y no se la considere comparable, y ni siquiera subordinada, a formas de agregación recreativa».