LA UTILIDAD NO BASTA: LA INTEGRACIÓN VALORATIVA Y EL ANÁLISIS DE LOS MEDIOS EN SALUD (3).

Por Lenin de Janon Quevedo.

Continuación de La utilidad no basta (2).

En la práctica médica, el criterio imperante de selección de los medios —insumos, fármacos, métodos de diagnóstico o procedimientos— ha sido el análisis de su eficacia y utilidad. En los setenta, Cochrane señaló a la eficacia, efectividad y eficiencia como criterios para las intervenciones en salud. Las diferencias conceptuales radicaban en el predominio de efectos positivos sobre los negativos, la manipulación del contexto y el gasto de recursos. Para los noventa, Schneiderman y col. diferenciaron efecto de beneficio y profundizaron en la noción de futilidad entendiéndola como el esfuerzo cuyo resultado es posible, pero el razonamiento o la experiencia sugieren que es altamente improbable e irreproducible de manera sistémica. Estos autores reconocían una futilidad cuantitativa, o estadística, y otra cualitativa valorada por el médico en base a índices funcionales de calidad de vida. En los dos mil Burns & Troug propusieron que la futilidad era una idea en evolución y describieron etapas posteriores a la de Schneiderman donde se escuchaba la idea de futilidad del paciente, pero eran los médicos o institución asistencial quienes terminaban decidiendo; y una etapa más contemporánea caracterizada por negociaciones entre médicos y pacientes para la prevención de conflictos. Los autores ven al diálogo como un neutralizador de intereses, en caso de que los médicos deban tolerar —no sin estrés—prácticas fútiles, pero solicitadas por los pacientes.

Los análisis basados en la eficacia o utilidad confieren al médico el rol central en la decisión de lo beneficioso o lo inútil para el paciente. Si los describiéramos en términos históricos de la metodología científica, podríamos decir que esos análisis parecieran transitar entre el periodo clásico y el no-clásico, donde la palabra del médico adquiere dimensiones de verdad absoluta y predominan las expresiones matemáticas —estadística e índices— dentro de un análisis aparentemente desprovisto de subjetividad. En los hechos, el abordaje centrado en el médico que durante años han sido —y continúa siendo— el estándar de decisión no incorpora la valoración del paciente como partícipe de las decisiones y al considerar exclusivamente elementos que el profesional entiende como pertinentes, expone decisiones trascendentes al riesgo de la parcialidad. Tal vez por esa razón se ha llegado a advertir que un estándar de beneficio como el del «mejor interés», debe protegerse de la subjetividad, preferencias individuales, creencias o prejuicios de los médicos.

La proporcionalidad

A finales del siglo XX e inicios del XXI aparece la metodología científica «post no-clásica» caracterizada por investigar de manera compuesta, interdisciplinaria y orientada en el problema. La metodología incluye una reconstrucción histórica del objeto científico y la incorporación de saberes humanísticos y aspectos axiológicos.

Foto principal: Definición ABC.

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El documento fue publicado originalmente en Biblioteca digital de la UCA en 2022.

LA UTILIDAD NO BASTA: LA INTEGRACIÓN VALORATIVA Y EL ANÁLISIS DE LOS MEDIOS EN SALUD (3).

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