El nuncio en Argentina, Miroslaw Adamczyk, presidió una Misa al aire libre por la fiesta patronal de Nuestra Señora de las Mercedes en la comunidad arquidiocesana de Mercedes-Luján, concelebrada por el arzobispo local, Jorge Eduardo Scheinig, el 24 de septiembre pasado. Los fieles, que siguieron el protocolo por la pandemia de coronavirus y cumplieron con los cuidados, participaron de la Eucaristía desde sus vehículos. La celebración eucarística presidida por el nuncio fue su primera salida de Buenos Aires y primera Misa pública en Argentina.
«Celebramos a la Virgen María con una advocación especial: la de Nuestra Señora de la Merced que es la patrona de la arquidiócesis de Mercedes-Luján. Estoy muy contento de poder celebrar mi primera Misa pública en la Argentina bajo el manto de la Virgen María y además en la arquidiócesis donde se encuentra el Santuario Nacional de Luján. Antes de llegar aquí, a la catedral, he podido visitar, junto con el señor arzobispo, el santuario. Cuando celebramos, como hoy, una fiesta mariana, podemos preguntarnos, ¿por qué nosotros, los católicos, tenemos tan grande devoción por María? La respuesta es, porque la Iglesia católica quiere proclamar la plenitud del Evangelio sobre la salvación», ratificó Adamczyk durante la homilía. Reflexionó que «nuestra devoción a la Virgen María forma parte de la verdadera historia de nuestra redención», dado que «la verdadera devoción a María nunca nos aleja de su Hijo, nuestro Señor y Salvador».
Aseguró que «es entonces más que natural, que celebrando la advocación de María de la Merced, recordemos la escena de María al pie de la cruz, trono de su Hijo, porque Ella nos libra de ser esclavos». «María que nos libra de los cautivos. Cada época tiene sus esclavitudes. En tiempos de la fundación de la Orden de la Merced, en el siglo XIII, fue la esclavitud de los cristianos en las tierras musulmanas. Hoy día tenemos nuestras esclavitudes, nuestros pecados, vicios y debilidades que dependen de nosotros. Tenemos en el mundo de hoy también esclavitudes que no siempre dependen de nosotros como la pobreza, la falta de trabajo y la injusticia», alertó. «Este 2020 es excepcional a causa de la pandemia, desde hace 6 meses estamos bajo la esclavitud del coronavirus. Nuestro mundo fue encerrado y todavía lo está, porque queremos frenar la difusión de esta enfermedad. La arquidiócesis de Mercedes-Luján hace pocos días despidió al arzobispo emérito, Agustín Radrizzani, que falleció el miércoles 2 del corriente, por COVID-19. La pandemia está presente y es peligrosa. Es una verdadera esclavitud de nuestro tiempo», lamentó.
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