El arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik, afirmó que «el mensaje más contundente que nos trae la resurrección de Jesús es que solos no podemos salvarnos», durante la homilía de la Vigilia Pascual, en un contexto de pandemia por el COVID-19 y con protocolos sanitarios. El prelado exhortó a ser solidarios y menos indiferentes «para hacer frente a los alarmantes números de pobres e indigentes y a la pandemia, ante los contagios que crecen a pasos agigantados».
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«La Vigilia Pascual es la celebración más solemne y más alegre de todas. El motivo de nuestra alegría y esperanza es Cristo resucitado, vencedor del pecado, de la muerte y de todo mal que amenaza nuestra existencia», aseguró Stanovnik. «En esta ocasión y en el contexto de la pandemia, me gustaría compartir con ustedes los enormes y trascendentales beneficios que tiene el misterio de la Pascua cristiana para vivir bien, sobre todo en los tiempos de prueba como la que está atravesando toda la humanidad por causa del coronavirus. Estamos, en cierto modo, con una preocupación semejante a la de aquellas mujeres que fueron temprano al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús. De camino se preguntaban quién les correrá la piedra de la entrada del sepulcro. También nosotros estamos ansiosos por saber cuándo termina esta pandemia y se despejen por fin los nubarrones del desasosiego que nos causa esta alarmante enfermedad», consideró.
Explicó que «aquellas mujeres valientes estuvieron atentas a la prueba de fe ante el sepulcro sellado con una enorme piedra», dado que la audacia las dispuso para escuchar el mensaje. «La piedra que necesitamos que sea corrida es la piedra de la indiferencia y falta de solidaridad frente a los alarmantes números de pobres e indigentes que crece. Sabemos que muchas cosas están mal y que se nos presentan como desafíos urgentes para cambiar, es decir, dejar atrás lo que nos deshumaniza y abrirnos con audacia hacia una convivencia en la que nos escuchemos, dialoguemos y respetemos más, y puedan vivir dignamente. La gran pregunta es cómo se supera una prueba de ese tamaño. Cómo se pasa de la ‘anormalidad de la pandemia’ que nos aísla y separa, a una normalidad que nos una y fraternice. El mensaje más claro y contundente que nos trae la pasión, muerte y resurrección de Jesús es que solos no podemos salvarnos y que Él es el salvador del mundo», ratificó el arzobispo Stanovnik.
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