«Vimos derramar sangre inocente de mis hermanos cristianos, asesinados por Boko Haram»

Maryamu Joseph, sobreviviente a un secuestro de Boko Haram, habló con Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre su calvario y la ayuda obtenida en un centro de apoyo psicológico financiado por la fundación pontificia en Nigeria. Maryamu, de 16 años, escapó hace 2 meses del grupo islamista tras haber permanecido cautiva durante 9 años.

«Vimos derramar sangre inocente

Maryamu Joseph, sobreviviente a un secuestro de Boko Haram, afirmó que «vimos derramar sangre inocente de mis hermanos cristianos» que fueron asesinados por los islamistas, al hablar con Ayuda a la Iglesia Necesitada sobre su calvario y la ayuda obtenida en un centro de apoyo psicológico financiado por la fundación pontificia en Nigeria. Maryamu, de 16 años, escapó hace 2 meses de Boko Haram tras haber permanecido cautiva durante 9 años. Junto con otras 21 personas, fue secuestrada en 2014 a la edad de 7 años cuando el grupo yihadista atacó su comunidad de Bazzar, en el norte de Nigeria, y se la llevó a un campamento. 2 de sus hermanos terminaron más tarde en el mismo campamento. Uno de ellos fue asesinado y el otro permanece en cautiverio.

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«¡9 años en esclavitud! ¡9 años de torturas! ¡9 años de agonía! Sufrimos mucho a manos de esa gente despiadada y sin corazón. Durante 9 años vimos derramar la sangre inocente de mis hermanos cristianos, asesinados por gente que no valora la vida. Asesinaban sin remordimientos, como si fuera algo normal. Esos 9 años desperdiciados en el bosque de Sambisa no pueden olvidarse en un abrir y cerrar de ojos. Las palabras no hacen justicia a lo que viví», aseguró la joven, quien también relató cómo fue capturada. «Boko Haram atacó mi comunidad en febrero de 2013. Después de una matanza que dejó innumerables muertos, nos llevaron a 22 de nosotros a un espeso bosque, caminamos durante 22 días antes de llegar a nuestro destino», indicó.

Explicó que los yihadistas «encerraron a los cristianos en jaulas, como si fueran animales, lo primero que hicieron fue convertirnos a la fuerza al islam». «Me cambiaron el nombre por el de Aisha, un nombre musulmán, nos advirtieron que no rezáramos como cristianos o nos matarían. Cuando cumplí 10 años, quisieron casarme con uno de sus jefes pero me negué. Como castigo, me encerraron en una jaula durante todo un año. Me traían comida una vez al día y la introducían por debajo de la puerta sin abrir nunca la jaula. En noviembre de 2019, capturaron a 2 de mis hermanos y los llevaron al campamento. Solo Dios sabe lo que sentí cuando los vi… Ante mis ojos, tomaron a uno de mis hermanos y lo mataron. Le cortaron la cabeza, luego las manos, las piernas y el estómago. Trataron el cuerpo de mi hermano como un pollo antes de ser cocinado», enfatizó.

Maryamu recordó también el momento en el que escapó. «El 8 de julio de 2022, en torno a la una de la madrugada, el campamento estaba en calma y todo el mundo dormía excepto mis compañeros de cabaña y yo, entonces los 12 decidimos escapar… Nos escabullimos del campamento y corrimos por el espeso bosque. Seguimos avanzando todo lo que nos permitían nuestras piernas, durante 2 días, hasta que finalmente alcanzamos Maiduguri el 10 de julio de 2022. Cuando llegamos, me desmayé, cuando desperté estaba en los brazos de un buen samaritano que nos dio agua y comida para recuperar fuerzas. Más adelante, llegué al campamento gestionado por la Iglesia», destacó, al referirse después a su experiencia en el centro de trauma. «Lo primero que hicieron fue rezar por mí y animarme a regresar a la fe. Estoy feliz de haber vuelto al cristianismo, desde que volví a Maiduguri el dolor disminuyó. Espero que, con el tiempo, Dios me ayude a superar mi amargura y a abrazar la paz, aunque no veo que eso vaya a ocurrir pronto», lamentó.

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