Oración por la paz desde Santo Sepulcro

El presidente de la Comunidad Franciscana del Santo Sepulcro, fray Stéphane Milovitch, invitó a todos a un momento de rezo por la paz. El patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, creado cardenal en Roma recientemente, convocó a un día de ayuno, abstinencia, oración del Rosario y adoración para el 17 de octubre próximo.

La comunidad franciscana que vive en el Convento junto al Santo Sepulcro, recorre en procesión, en el interior de la basílica, los lugares de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y junto a ellos, cristianos locales y peregrinos, y en este tiempo de conflicto en Israel no cesa su oración por la paz. El presidente de la Comunidad Franciscana del Santo Sepulcro, fray Stéphane Milovitch, invitó a todos a un momento de rezo por la paz.

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«Oremos de manera particular por esta tierra atormentada, Tierra Santa, para que las personas que la habitan puedan vivir unidas», precisó Milovitch. Desde hace más de 7 siglos los franciscanos, ya sea en tiempos de guerra, de excavaciones, de trabajo o de paz, visitaron diariamente los lugares de la pasión de Jesús y Resucitó y luego se apareció a sus discípulos, la Virgen y María Magdalena… Desde este lugar… rezamos frecuentemente por la paz pero en este día hemos querido que nuestra oración por la paz esté particularmente orientada a la paz en el mundo», aseguró.

Fray Stéphane estacó que «es un deber de los frailes que están en esta basílica desde hace más de siete siglos orar por el mundo entero: ¡Desde aquí Cristo resucitó! ¡Desde aquí ganó el mundo! No tenemos miedo porque él es el ganador, pero aún así queremos que toda la gente pueda vivir en esta tierra, en paz y con seguridad». El patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, creado cardenal en Roma el 30 de septiembre pasado, ya está en Jerusalén y convocó a un día de ayuno, abstinencia, oración del Rosario y adoración para el 17 de octubre próximo.

Pizzaballa afirmó, al ser consultado la comunidad católica en Gaza —hay una parroquia con unos 200 fieles—, que «todo el mundo está bien» y no hay heridos, aunque algunas familias perdieron sus casas, pero «están a salvo». «Están todos reunidos en los locales de la parroquia y de nuestra escuela, suponiendo que no sean objetivos. Por supuesto, están sometidos a una gran presión. Tienen reservas de comida para algún tiempo, pero si la situación de asedio continuara, sería un problema», afirmó el purpurado.

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