El régimen comunista de China establece cada vez un mayor control sobre las comunidades cristianas, dado que representan el primer grupo religioso que se enfrentó a la implementación del nuevo sistema de «estricta gobernanza de la religión» del país de Asia Oriental, gobernado por Xi Jinping. Las autoridades comunistas supervisan las prácticas e instituciones religiosas para garantizar que se ajusten a las doctrinas y regulaciones impuestas.
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El sistema entró en vigor tras el reciente seminario nacional sobre ‘Sinización de la Religión’, que se refiere al alineamiento de las prácticas religiosas con los valores y políticas del Partido Comunista Chino (PCC). La campaña, realizada el 26 de junio pasado, fue supervisada directamente por el Departamento de Trabajo del Frente Unido, agencia gubernamental en China responsable de coordinar y supervisar las políticas relacionadas con la relación entre el PCC y diferentes grupos sociales y religiosos.
Los responsables de las 5 religiones autorizadas, incluida la Iglesia Cristiana de las Tres Autonomías (TSPM), la principal iglesia protestante oficial de China, deben admitir que sus esfuerzos anteriores no fueron eficaces. Los pastores de la TSPM son capacitados para implementar una «gobernanza estricta». En este contexto, las iglesias clandestinas —también llamadas domésticas— o no registradas operan fuera del control estatal y enfrentan brutal persecución.
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