Francisco reflexionó que como los Magos de Oriente que llegaron a Belén para adorar al Hijo de Dios también nosotros «estamos llamados a dejarnos siempre fascinar, atraer, guiar, iluminar y convertir por Cristo», en el rezo del Ángelus en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el miércoles 6 de enero, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico sin presencia de fieles a causa del COVID-19.
«La Epifanía no es un misterio más, es siempre el mismo acontecimiento de la Natividad, pero visto en su dimensión de luz: luz que ilumina a cada hombre, luz que hay que acoger en la fe y luz que hay que llevar a los demás en la caridad, en el testimonio, en el anuncio del Evangelio», precisó el Pontífice en su alocución en la que reiteró que la salvación realizada por Cristo no conoce confines.
Sostuvo que la luz de Cristo se difunde con “la fe, la palabra y el testimonio”. «La luz de Cristo se expande por el testimonio, por la confesión de la fe. También por el martirio», indicó. «Como los Magos, estamos llamados a dejarnos siempre fascinar, atraer, guiar, iluminar y convertir por Cristo: es el camino de la fe, a través de la oración y la contemplación de las obras de Dios, que continuamente nos llenan de alegría y de asombro, un asombro siempre nuevo», reiteró el Papa Francisco.
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