Caritas Líbano continúa con asistencia a damnificados tras pasar un año de la explosión en Beirut. El miércoles 4 de agosto se cumple el primer aniversario del acontecimiento en el puerto que destrozó sectores enteros de la ciudad del país de Oriente Próximo, y cuyas investigaciones terminaron en un punto muerto, puesto que no se dio con los autores del hecho y tampoco hay imputados o condenados en la causa. Los analistas describieron el siniestro como una de las mayores explosiones no-nucleares de la historia, dado que devastó gran parte del puerto y varias zonas de la capital, en la que hubo 214 víctimas, 6.500 heridos y 300.000 personas quedaron sin hogar, mientras que unos 70.000 libaneses perdieron su empleo por causas relacionadas con la deflagración.
Colabore con Verdad en Libertad
El sacerdote y presidente de Caritas Líbano, Michel Abboud, aseguró que el incidente «es una herida que sigue abierta» y reiteró que los ciudadanos «esperan que se haga justicia, que se conozcan los nombres de los responsables». Enfatizó que después de 12 meses constatan que las mayores dificultades son de carácter psicológico, debido a que hay muchas familias «necesitadas de apoyo», por lo que desde Caritas se movilizaron de forma inmediata. «Vemos mucha gente que viene por primera vez, para pedir ayuda para sus familias, para sus hijos. Antes del accidente no era habitual recurrir al apoyo psicológico y la terapia pero en los meses posteriores a la explosión surgió una fuertísima necesidad de contar con estos recursos. Nuestros expertos están reforzando varios proyectos con la colaboración de médicos y personal sanitario. Además distribuimos alimentos, porque a raíz de los problemas económicos, muchas familias quedaron en una situación de indigencia», explicó el presbítero.
«El puerto era una fuente económica primordial para el gobierno, un recurso para el país y para muchas personas que trabajaban allí. Con la explosión, todo se detuvo. Numerosos proyectos edilicios y obras quedaron paralizados, tantas viviendas terminaron vacías, y muchos no quieren restaurar sus casas y volver a ellas porque sienten la precariedad de la situación. Otros abandonaron el Líbano. Tenemos que recuperar las certezas», afirmó. Actualmente, organización benéfica cristiana amplió la distribución de alimentos, equipos de higiene personal, imprescindibles en medio de la pandemia. Además, brinda atención médica y psicoterapia, y financiación para la reconstrucción de viviendas. También dan atención médica para los pobres que no pueden ir a los hospitales o a las clínicas privadas. «Hasta ahora, Caritas colaboró en la renovación de 1.500 viviendas, pero tenemos que continuar y para ello se necesitan recursos», aseguró Abboud. «El valor de la fe surgió con más fuerza. Lo perdimos todo: casas, escuelas, familiares y bienes personales. Nos lo quitaron todo, pero no consiguieron quitarnos la fe, que sigue firme. No es la primera vez que el Líbano experimenta una crisis, superamos guerras y muertes, tenemos experiencia en el derramamiento de sangre y también vamos a superar esto», reflexionó.
Puede interesarle: Caritas Líbano asiste a más 23.000 personas afectadas por la explosión.