Los frailes capuchinos de Camerún lanzaron una campaña para producir y donar mascarillas para proteger a los más vulnerables del contagio del coronavirus, en uno de los países de África más afectados por la pandemia, dado que la enfermedad se propaga rápidamente. Las autoridades impusieron el uso obligatorio de los barbijos para hacer frente al COVID-19.
«Para quienes no cumplan con la directiva, las multas son altas: 6.000 francos cameruneses (10 euros) para quienes no la usan y 2.000 francos (3 euros) para quienes la tienen, pero no la usan. Sabiendo cuánto es difícil comprar mascarillas, cuya demanda se disparó en los últimos días, y que muchos no tienen los recursos económicos para comprarlas debido a las dificultades financieras en las que se encuentran, decidimos producir algunas localmente», explicaron los religiosos de Camerún sobre las mascarillas, en un comunicado.
Indicaron pidieron a los sastres que los tejieran y que «el capital inicial» lo dio «el Centro Misionero de los Frailes Capuchinos de Milán, que recaudó fondos de sus benefactores». «Distribuimos las mascarillas en Shisong, Mbuluf y Mbohtong. Esperamos que la epidemia pase rápidamente y que los cameruneses puedan reanudar su vida normal sin el peligro de contagiarse. También esperamos que la lucha entre los rebeldes de habla inglesa y los agentes de la ley de Yaundé, que están suspendidos gracias a una tregua, no se reanude», imploraron.
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