Meditación cuaresmal en la basílica de Getsemaní

Fray Paolo Messina, guardián de la Fraternidad de Jerusalén, realizó su segunda meditación cuaresmal en la basílica de Getsemaní, en la que abordó el tema la soledad de Jesús en su oración al Padre. «Jesús pide en ese momento que no lo dejen solo. Es hermoso porque precisamente en ese momento de angustia él se revela totalmente y abre totalmente su corazón incluso en la parte más frágil y no tiene miedo de mostrarse a los hombres», aseguró. 

Fray Paolo Messina, guardián de la Fraternidad de Jerusalén, realizó su segunda meditación cuaresmal en la basílica de Getsemaní, en la que abordó el tema la soledad de Jesús en su oración al Padre. En el centro de la Basílica se encuentra la piedra, memorial de este episodio en el que Jesús comprende y elige según la voluntad del Padre beber el cáliz de la pasión.

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«Jesús pide en ese momento que no lo dejen solo. Es hermoso porque precisamente en ese momento de angustia él se revela totalmente y abre totalmente su corazón incluso en la parte más frágil y no tiene miedo de mostrarse a los hombres. No quiere afrontarlo solo, sino que pide la cercanía de sus discípulos, en particular de aquellos tres discípulos que estuvieron a su lado en los momentos en los que pudieron ver su gloria y contemplar más de cerca sus milagros», sostuvo.

Exhortó «a entrar en ese silencio precisamente para decidir por nosotros mismos la elección que debemos hacer». «Si entramos en ese silencio y nos sentimos en esa soledad podremos escuchar la voz del Padre. Entonces precisamente en el momento más alto de nuestra soledad descubrimos que hay un Padre que nos acompaña y sostiene», aseguró fray Paolo.

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