La Iglesia en Siria ofrece una ayuda económica a más de 150 jóvenes recién casados en Alepo, animarlos a dar el paso decisivo en sus vidas y quedarse en el país de Oriente Próximo. Una de las consecuencias de estos 11 años de guerra fue el éxodo de miles de familias a Europa, desplazados internos y el drástico envejecimiento de la población cristiana. El 90 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza, con un salario de 30 euros al mes, que no alcanza para vivir.
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Sandy y Simón, ambos jóvenes católicos de Alepo, son un ejemplo del impulso que supone este programa para quedarse y dar a luz a una nueva Siria. «No esperaba que durante la guerra, con todo el horror y la miseria, conocería a Sandy y empezaría una nueva familia con ella. Cuando mi familia y yo tuvimos que emigrar a causa de la guerra, las regulaciones de inmigración indican que si me convertía en refugiado, no podría llevar a Sandy conmigo, preferí quedarme en un país, en una situación desesperada y ser feliz con el amor de mi vida», indicó Simón.
«Desde que me casé, construimos el hábito de rezar cada mañana, cada noche y asistimos a Misa todos los domingos y experimentamos la presencia de Dios a través del apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, fue una gran sorpresa», afirmó, al indicar en medio de esta realidad de escasez y donde apenas pueden llegar a fin de mes, Dios les daba una señal. «En la iglesia nos dijeron que iban a apoyarnos como recién casados, pudimos instalar una máquina para regular la electricidad, porque en Siria no es muy estable y pueden llegar cargas fuertes de voltajes que dañan dispositivos electrónicos o incluso provocan incendios», aseguró, al ser uno de los beneficiarios de la ayuda que ofrece la Iglesia en Siria a más de 150 matrimonios jóvenes.
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