La investigación ‘Nicaragua: ¿una iglesia perseguida? (2018-2022)’ de la abogada Martha Patricia Molina Montenegro, integrante del Observatorio Pro Transparencia y Anticorrupción, reveló que hubo 190 ataques y profanaciones a la Iglesia en Nicaragua en menos de 4 años, entre los que se encuentran el incendio en la catedral de Managua, el acoso policial y persecución a obispos y sacerdotes bajo el gobierno de Daniel Ortega. Precisó que «el rol de la Iglesia católica fue fundamental en la crisis de vulneración de derechos humanos que enfrenta Nicaragua», tras recordar la crisis que estalló en abril de 2018, con protestas en el país por reformas al sistema de seguridad social, que aumentaba la contribución de empresas y empleados, así como deducciones a los jubilados.
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El informe sostuvo que como respuesta a este papel el régimen de Ortega, que gobierna Nicaragua desde 2007 con su esposa Rosario Murillo, «inició una persecución indiscriminada en contra de obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas, grupos laicales y hacia todo lo que tenga relación directa o indirecta con la Iglesia católica». «Antes de abril 2018 los atropellos hacia la iglesia eran esporádicos. Después de esa fecha, las hostilidades incrementaron y suben de tono. El lenguaje ofensivo y amenazante de la pareja presidencial contra la jerarquía católica se hicieron cada vez más evidentes y frecuentes; y las acciones de algunas instituciones públicas en contra del trabajo caritativo de la iglesia incrementaron», explicó Molina. Aseguró que aunque «no podemos afirmar que todos los percances compilados en este estudio fueron planeados y ejecutados por los seguidores de Ortega-Murillo, tampoco se puede alegar la no culpabilidad».
«Lo cierto es que en años anteriores a que el presidente Ortega asumiera el poder, no se realizaban esos ataques frontales en contra de la institución religiosa», enfatizó. El informe indicó que en 2018 se registraron 46 ataques contra la Iglesia católica, entre ellos el ingreso de una turba a la catedral de Managua, amenazas de muerte a sacerdotes y profanaciones de distintos templos. En 2019 ocurrieron 48, entre los que destacan amenazas de muerte contra Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, que ese mismo año se tuvo que exiliar fuera de Nicaragua. En 2020 hubo 40 ataques contra la Iglesia, del total de 190, entre ellos profanaciones y el ataque con una bomba molotov a la catedral de Managua que dañó la capilla de la Sangre de Cristo. En 2021 se registraron otros 35 ataques, entre las que se incluyen profanaciones y robos en iglesias, así como insultos de Daniel Ortega contra los obispos y sacerdotes católicos. En 2022 ya se contabilizaron 21 ataques, entre los que se encuentran el acoso policial contra Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, en mayo pasado.
Investigación ‘Nicaragua: ¿una iglesia perseguida? (2018-2022)’ en PDF.
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