Las excavaciones arqueológicas en la basílica del Santo Sepulcro, el lugar que conserva la memoria pascual de la muerte y resurrección de Jesucristo, se realiza con un cuidado particular debido a los acontecimientos que allí tuvieron lugar. Gracias al acuerdo entre los líderes de las tres comunidades responsables de la basílica ―franciscanos, greco-ortodoxos y armenios―, en la primavera de 2016 comenzaron los trabajos de restauración del edículo del Santo Sepulcro.
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«El estudio bíblico franciscano contribuyó notablemente al conocimiento y estudio de los Santos Lugares, especialmente desde un punto de vista científico. Con el estudio de las fuentes y las excavaciones realizadas en los yacimientos, sin duda ha dado a conocer al mundo muchos lugares», indicó fray Rosario Pierri, decano del ‘Studium Biblicum Franciscanum’. «Es una gran oportunidad y somos conscientes de que estamos realizando una obra que no es nuestra, sino que es para toda la historia de la humanidad», explicó fray Amedeo Ricco, del ‘Studium Biblicum Franciscanum’.
Consideró que «es una oportunidad extraordinaria para cualquier estudioso formar parte de este equipo de arqueólogos, pero no sólo arqueólogos, porque detrás hay un gran equipo al servicio de la comprensión de las fuentes antiguas y de los hallazgos arqueológicos». A principios de este año se abrió una nueva fase de las obras en el Santo Sepulcro. «Será muy interesante en los próximos años ver los estudios que se publicarán, estudios que resumirán el trabajo de estos arqueólogos y restauradores que han trabajado aquí», ratificó Romana Stasolla, arqueóloga de la Universidad La Sapienza de Roma.
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