CURSO «LA FE CRISTIANA»: TEMA 34. EL QUINTO MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO.

Continuación de Curso «La fe cristiana»: Tema 33. El cuarto mandamiento del Decálogo: honrar padre y madre.

Por Juan María Gallardo.

La vida humana es sagrada, porque es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador.

Presentación de Tema 34. El quinto mandamiento del Decálogo

Audio —mp3— en Ivoox de Tema 34. El quinto mandamiento del Decálogo

  • «No matarás»

«La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin (…); nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente» (Catecismo, 2258).

El hombre es alguien singular: la única criatura de este mundo a la que Dios ama por sí misma. Está destinado a conocer y amar eternamente a Dios, y su vida es sagrada. Ha sido creado a imagen y semejanza de Dios (cfr. Gn 1, 26-27), y éste es el fundamento último de la dignidad humana y del mandamiento no matarás.

El libro del Génesis presenta el abuso contra la vida humana como consecuencia del pecado original. Yahvé se manifiesta siempre como protector de la vida: incluso de la de Caín, después de haber matado a su hermano Abel; sangre de su sangre, imagen de todo homicidio. Nadie debe tomarse la justicia por su mano, y nadie puede abrogarse el derecho de disponer de la vida del prójimo (cfr. Gn 4, 13-15).

Este mandamiento hace referencia a los seres humanos. Es legítimo servirse de los animales para obtener alimento, vestido, etc.: Dios los puso en la tierra para que estuviesen al servicio del hombre. La conveniencia de no matarlos o maltratarlos proviene del desorden que puede implicar en las pasiones humanas, o de un deber de justicia —si son propiedad de otro— (cfr. Catecismo, 2417). Además, no hay que olvidar que el hombre no es «dueño» de la Creación, sino administrador y por tanto, tiene obligación de respetar y cuidar la naturaleza, de la que necesita para su propia existencia y desarrollo (cfr. Catecismo, 2418).

Fragmento del texto original de Tema 34. El quinto mandamiento del Decálogo de Pau Agulles Simó. 

CURSO «LA FE CRISTIANA»: TEMA 34. EL QUINTO MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO.

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