Católicos de la iglesia latina de San Francisco en Alepo, Siria, distribuyen 2.000 comidas calientes a damnificados por el terremoto del lunes 6 de febrero que devastó el país. El norte de Siria es una de las zonas del país más devastadas por 12 años de conflicto, y en Alepo la destrucción causada por el terremoto se suma a la que aún existe. El padre Bahjat, párroco de la iglesia latina de San Francisco en Alepo, precisó que la población civil vivió el terremoto con más miedo que los bombardeos.
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La parroquia de Alepo albergó, durante la primera noche tras el sismo, a casi 500 personas, entre ancianos, niños y familias asustadas que, como otros habitantes de la ciudad, buscan refugio en el templo por considerarla una estructura más sólida que sus «frágiles casas gravemente dañadas». «No tenemos colchones ni mantas para todos y estas 500 personas estuvieron durmiendo en sillas, pero les proporcionamos la comida y la bebida necesarias. Los temblores disminuyeron, pero ahora tenemos que evaluar los daños y ver cuántas personas no podrán regresar a sus hogares», indicó Bahjat.
El párroco precisó que el templo de San Francisco tiene sus puertas abiertas para todo el mundo, y durante el primer día de la asistencia de los católicos de la comunidad de Alepo estos distribuyen unas 2.000 comidas calientes, 500 de las cuales se enviaron a las zonas más afectadas, que están en el este de Alepo, donde las construcciones son más frágiles. «La distribución de comidas continuará mientras nos será posible», sostuvo. Recientemente se restauró la cúpula de la iglesia de San Francisco de Alepo, dañada por los bombardeos de la guerra. Este terremoto dañó los 2 campanarios, pero la estructura general de la iglesia parece haber resistido bien el impacto del seísmo.
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