Los religiosos en Siria amparan y alimentan a las familias afectadas por el devastador terremoto de 7,8 grados en la escala Richter que el lunes 6 de febrero sacudió el sureste de Turquía y el noroeste de Siria y dejó al menos 2.300 muertos en ambos países y un gran número de heridos. George Sabé, que es hermano marista y vive en Alepo, Siria, se refirió a la «situación catastrófica, casi apocalíptica» que vivieron en las últimas horas, en diálogo con ‘Herrera en COPE’.
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«Nos despertamos a las 4,17 de la mañana, la tierra empezó a temblar durante más de 30 segundos. Entonces la gente salió a la calle porque tenía miedo», explicó Sabé. Precisó que los edificios se desplomaron «sobre todo en las zonas más vulnerables» y que los hospitales se encuentran «llenos de personas heridas o de difuntos». Indicó que el epicentro se encuentra a 30 kilómetros de Alepo, por lo que esta ciudad, la más poblada de Siria, «fue la mas castigada» del país. «Lo sentimos muy fuerte», reconoció. El hermano lamentó que esta catástrofe devaste a un país que ya «sufrió mucho por la guerra». Enfatizó que se encuentran «ante una nueva crisis» por lo que pusieron manos a la obra y los maristas abrieron su casa «para acoger a familias, más de 100, para que estén abrigadas».
«Les ofrecemos comida, algo caliente para que puedan estar un poco en paz», destacó el hermano George, quien es uno de los religiosos en Siria que amparan y alimentan a las familias afectadas por el devastador terremoto. El fuerte terremoto golpeó una de las zonas más devastadas por la guerra en Siria, la región de Idlib, considerada el último bastión opositor en Siria, está dominada por el Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda, antiguamente denonimada Frente al Nusra. En Idlib residen 4.600.000 de personas, casi 3.000.000 de ellas desplazadas por el conflicto armado iniciado en 2011.
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