El cardenal y arzobispo de Colombo, Malcolm Ranjith, indicó que «si no somos capaces de aceptar el sufrimiento y abrazar la cruz» no podemos llamarnos verdaderos cristianos, durante la conferencia de prensa que convocó el jueves 11 de febrero. Advirtió sobre la «grave situación» que «afecta directamente la armonía religiosa y la unidad de la nación» frente a algunos pastores de origen protestante que dan supuestas soluciones mágicas. Estos predicadores evangélicos y grupos radicales utilizan medios como el proselitismo o proponen beneficios personales para convertir al mayor número de personas posible en Sri Lanka.
El prelado pidió a las autoridades «regular los grupos religiosos que no tienen una estructura administrativa» y una «intervención urgente» por parte de los líderes de gobierno para detener esta deriva extremista y violenta. Se refirió al fenómeno de unos nuevos predicadores protestantes que ofrecen beneficios materiales directos a quien se convierta a su grupo y acuden sin escrúpulos a enfermos y pobres muy necesitados a quienes le prometen ayuda inmediata, pero sólo a cambio de su conversión. Algunos pertenecerían a la corriente de ‘teología de la prosperidad’, que es criticada incluso dentro del protestantismo, que dice que supuestamente Dios concederá riquezas y salud material a quien sea generoso con el pastor. Otros, simplemente, piden la conversión a cambio de dar ayudas materiales.
Ranjith reiteró que en el seno de la Iglesia católica «no existen los programas extremistas» y que en el país nunca se practicaron «conversiones forzadas» ni «beneficios económicos para convencer a la gente» de que abrace la fe. «Nuestros padres, nuestros progenitores tuvieron una vida inspirada en los valores religiosos», recordó, al exhortar a la gente a no convertirse a una fe para obtener beneficios personales, dado que «esto representaría una ofensa a la religión». Enfatizó que soluciones rápidas y mágicas no encajan con el verdadero cristianismo. «No nos dedicamos a este tipo de actividad, yo mismo subrayo que no formamos parte de esta estrategia; Jesús no es mágico. El cristianismo es un compromiso; no se puede vivir el cristianismo sin sufrimiento», ratificó, al sostener que «si no somos capaces de aceptar el sufrimiento y abrazar la cruz» no podemos llamarnos verdaderos cristianos.
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