Cardenal Pell: «La virtud cristiana de la esperanza es distinta del optimismo»

El prefecto emérito de la Secretaría para la Economía del Vaticano, George Pell, que fue absuelto de varias acusaciones de abuso en Australia, sostuvo que en su injusta reclusión no era "optimista", tal como se entiende en un sentido humano, sino que su fe y la oración diaria lo ayudaron a evitar la desesperación y la amargura por la situación que atravesó.

Cardenal Pell esperanza

El cardenal y prefecto emérito de la Secretaría para la Economía del Vaticano, George Pell, que fue absuelto de varias acusaciones de abuso en Australia, reflexionó que «la virtud cristiana de la esperanza es diferente al optimismo», al indicar durante una entrevista sobre cómo mantuvo durante el periodo que estuvo en prisión por un crimen que no cometió. En abril pasado, el Tribunal Superior anuló la sentencia de 6 años de prisión al dictaminar que el Pell no era culpable de los cargos por los que fue condenado en 2018.

El prelado sostuvo que en su injusta reclusión no era «optimista», tal como se entiende en un sentido humano, sino que su fe y la oración diaria lo ayudaron a evitar la desesperación y la amargura por la situación que atravesó, durante la entrevista en vivo en la décima conferencia anual del Instituto de Napa, que se realizó del 14 al 15 de agosto. «No importa cuáles sean las circunstancias por las que atraviesan en esta vida, eventualmente todo irá bien. Un buen Dios está a cargo, aunque sucedan cosas terribles», sostuvo el cardenal Pell al reiterar la importancia de la esperanza. Actualmente, Pell aún enfrenta una investigación canónica en la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma, aunque después de que se anulara su condena, expertos canónicos consideraron que era poco probable que enfrente un juicio de la Iglesia.

El prefecto emérito de la economía del Vaticano indicó que recibió unas 4000 cartas de apoyo mientras estaba en prisión, donde muchos de los fieles pedían que orara por ellos. Insistió que el concepto cristiano del sufrimiento redentor fue un gran consuelo para él mientras soportaba la humillación, la quietud y el aburrimiento de la prisión. «Estaba bastante seguro de que mis pequeños sufrimientos eran algo que se podía ofrecer, con el sufrimiento de Cristo, por el bien de la Iglesia», ratificó. Además, reconoció que la Iglesia en muchas partes del mundo está bajo una tremenda presión por el anticatolicismo y lamentó que los escándalos de abusos perpetrados por algunos miembros de la Iglesia hacen que sea aún más difícil proclamar el mensaje del Evangelio.

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