Cardenal Brandmüller pide que «se actualice cometido de Colegio de Cardenales»

El presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, Walter Brandmüller, indicó que «los consistorios desde al menos hace 8 años terminaron sin ninguna forma de diálogo», en la intervención que preparó para el reciente Consistorio extraordinario convocado por el Papa Francisco, cuyo texto fue publicado íntegramente por el vaticanista Sandro Magister en 'Settimo Cielo'.

Cardenal Brandmüller pide que «se actualice
Foto: YouTube kath.net.

El cardenal y presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, Walter Brandmüller, pide que «se actualice el cometido del Colegio de Cardenales», tras reiterar que «los cardenales no son sólo miembros del cónclave para la elección del sumo Pontífice», en la intervención que preparó para el reciente Consistorio extraordinario convocado por el Papa Francisco el lunes 29 y martes 30 de agosto, y que «no le permitieron pronunciar», según indicó el vaticanista Sandro Magister en ‘Settimo Cielo’, al publicar íntegramente el escrito del purpurado.

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«Los cardenales no son sólo miembros del cónclave para la elección del sumo Pontífice. Las verdaderas tareas de los cardenales, independientemente de su edad, están formulados en los cánones 349 y siguientes del Código de Derecho Canónico.  Allí leemos: ‘los cardenales asisten al Romano Pontífice tanto colegialmente, cuando son convocados para tratar juntos asuntos de mayor importancia, como personalmente, a través de los diversos oficios que desempeñan, ayudando al Papa sobre todo en el gobierno diario de la Iglesia universal’. Y ‘asisten al Pastor supremo de la Iglesia especialmente en los Consistorios’ (Canon 353)», indicó Brandmüller. «Esta función de los cardenales encontró en la antigüedad su expresión simbólica y ceremonial en el rito de la ‘aperitio oris’, la apertura de la boca. De hecho, significaba el deber de pronunciar con franqueza la propia convicción, el propio consejo, especialmente en el Consistorio. Esa franqueza —el Papa Francisco habla de ‘parresía’— que era especialmente querida por el apóstol Pablo», enfatizó.

Consideró que «ahora, lamentablemente, esa franqueza es sustituida por un silencio extraño». «Esa otra ceremonia, la del cierre de la boca, que seguía a la ‘aperitio oris’, no se refería a las verdades de fe y de moral, sino a los secretos del oficio». «Sin embargo, hoy deberíamos subrayar el derecho, más bien el deber, de los cardenales de expresarse con claridad y franqueza precisamente cuando se trata de las verdades de fe y de moral, el ‘bonum commune’ de la Iglesia. La experiencia de los últimos años fue muy diferente. En los consistorios —convocados casi sólo para las causas de los santos— se repartían tarjetas para pedir la palabra y se sucedían las intervenciones obviamente espontáneas sobre cualquier tema, y eso era todo. Nunca hubo un debate, un intercambio de argumentos sobre un tema concreto. Obviamente, un procedimiento completamente inútil. Una sugerencia presentada al cardenal decano de comunicar con antelación un tema para debatir y así poder preparar posibles intervenciones quedó sin respuesta. En resumen, los consistorios desde al menos hace 8 años terminaron sin ninguna forma de diálogo», lamentó el cardenal Brandmüller, que pide que «se actualice el cometido del Colegio de Cardenales».

«Hasta Pablo VI, que aumentó el número de electores a 120, sólo había 70 electores. Este aumento del colegio electoral a casi el doble estuvo motivado por la intención de atender a la jerarquía de los países que estaban lejos de Roma y honrar a esas Iglesias con la púrpura romana. La consecuencia inevitable fue que se crearon cardenales que no tenían experiencia de la Curia romana y, por tanto, de los problemas del gobierno pastoral de la Iglesia universal. Todo esto tiene consecuencias graves, cuando estos cardenales de las periferias son llamados a la elección de un nuevo Papa», aseveró, tras reiterar que muchos, si no la mayoría de los electores, no se conocen, pero están «allí para elegir entre uno de ellos al Papa». «Esta situación facilita las operaciones de los grupos o clases de cardenales para favorecer a uno de sus candidatos. En esta situación, no se puede excluir el peligro de simonía en sus diversas formas. Para terminar, merece una seria reflexión la idea de limitar el derecho de voto en el cónclave, por ejemplo, a los cardenales residentes en Roma, mientras que los demás, también cardenales, podrían compartir el ‘estatus’ de cardenales mayores de 80 años. En definitiva, parece deseable que se actualice el oficio y la competencia del Colegio de Cardenales», solicitó.

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