El Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica confirmó que se alcanzó un acuerdo entre el arzobispado de Salta, a cargo del prelado Mario Cargnello, y las carmelitas descalzas de la capital salteña, que tiene como priora de la comunidad del monasterio San Bernardo a la madre María Fátima del Espíritu Santo. El cardenal y prefecto, João Braz de Aviz , y el arzobispo y el secretario, José Rodríguez Carballo, firmaron el comunicado del dicasterio sobre el acuerdo firmado, tras el conflicto por unas presuntas apariciones marianas y una denuncia de las religiosas contra el prelado por supuesta violencia y hostigamiento.
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Precisó que el acuerdo «es fruto del espíritu de conciliación que las partes han demostrado al responder al llamado que el Santo Padre Francisco realizó a través del doctor Javier Belda Iniesta, a quien nombró su delegado para ayudar a restablecer el diálogo fraterno entre ambas instituciones, siempre en el respeto de la autonomía del mundo secular y de las competencias que les son propias al obispo, al dicasterio competente y a la priora de la comunidad». «Los firmantes designan y aceptan al delegado como garante de las decisiones adoptadas, figura que ratifica la Santa Sede, encomendándole la supervisión de la implementación, desarrollo y cumplimiento de lo acordado», afirmó, al referirse al acuerdo entre el arzobispado de Salta y las carmelitas que fue alcanzado el 27 de agosto pasado.
El texto indicó que como los compromisos asumidos contemplan las recomendaciones que el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, se suspende la decisión de nombrar un asistente apostólico hasta el próximo 1 de abril de 2023, cuando el garante informará sobre el cumplimiento efectivo de los acuerdos firmados. Entre las principales disposiciones del acuerdo están que Cargnello nombrará a un delgado para la elección de la priora o superiora del monasterio; quien a su vez propondrá un sacerdote capellán que será aprobado por el prelado. Además, otro punto del acuerdo establece que el monasterio rendirá sus cuentas anualmente, y cada hermana podrá «practicar las devociones particulares que desee», al tener «siempre presente la obligación de preservar la comunión con la Iglesia y promover el bien común de la misma».