Francisco reiteró que «cada bautizado participa en la misión de la Iglesia y, en ella, a la misión de Cristo Rey, Sacerdote y Profeta», durante la audiencia general del miércoles 8 de marzo, en la Plaza de San Pedro. El Papa, que regresaba de hacer su ejercicios espirituales de Cuaresma, trató en su catequesis el Concilio Vaticano II y la importancia de la evangelización. Además, también habló del dinamismo eclesial.
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Suscríbase al boletín de VenL«El evangelizador transmite siempre lo que él mismo recibió. San Pablo lo escribió primero: el Evangelio que él anunciaba y que las comunidades recibían y en el cual permanecían firmes es el mismo que el Apóstol recibió a su vez. Este dinamismo eclesial de transmisión del Mensaje es vinculante y garantiza la autenticidad del anuncio cristiano», aseguró, tras reiterar que «la dimensión eclesial de la evangelización constituye por eso un criterio de verificación del celo apostólico». Explicó que «el Concilio Vaticano II nos dice que el amor del Padre tiene como destinatario a todo ser humano».
Aseguró que «es un amor que alcanza a cada hombre y mujer a través de la misión del Hijo, mediador de la salvación y nuestro redentor, y mediante la misión del Espíritu Santo, que obra en cada uno, tanto en los bautizados como en los no bautizados». El Papa Francisco exhortó a redescubrir el papel del cristiano. «En el Pueblo de Dios peregrino y evangelizador no hay sujetos activos y sujetos pasivos. En virtud del Bautismo recibido y de la consecuente incorporación en la Iglesia, cada bautizado participa en la misión de la Iglesia y, en ella, a la misión de Cristo Rey, Sacerdote y Profeta», reflexionó.
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