Más de 100.000 fieles celebraron recientemente en Filipinas al Nazareno Negro, una de las devociones más importantes en el país, con medidas anti-COVID. Por la pandemia y los protocolos de salud vigentes, no se organizó la habitual ‘Translación’ —la procesión que se celebra anualmente en Manila— y en la que suele participar 1.000.000 de personas. El 9 de enero pasado, las autoridades eclesiales locales decidieron celebrar la fiesta del Nazareno Negro con una participación limitada. En la iglesia del barrio de Quiapo, donde se encuentra la estatua de Cristo llamado ‘Nazareno Negro’ se celebraron 15 Misas.
«En cada Misa, solo pudieron participar 6.000 personas en la celebración dentro de la iglesia, con un total de alrededor de 90.000 personas durante todo el día. Sin embargo, miles de fieles que no pudieron entrar a la iglesia, sí que participaron en la misa a través de grandes pantallas puestas fuera de la iglesia», precisó Douglas Badong, vice párroco del distrito de Quiapo. «La fiesta anual de Jesús Nazareno es una demostración de fe en Cristo. En tiempos de pandemia, los fieles filipinos se sienten atraídos por Cristo incluso con mayor intensidad y fidelidad», indicó el presbítero.
Broderick Pabillo, administrador del arzobispado de Manila, exhortó a los católicos en la primera Misa de las 4.30 a “seguir amando a Jesús y vivir el Evangelio en la vida diaria”. «El Nazareno Negro es un imán poderoso que atrae a mucha gente y no podemos detener esa atracción. No nos atrae una imagen. Una imagen es solo un símbolo. Nos atrae el amor de Dios», aseguró. Los agentes policiales de Filipinas levantaron barricadas alrededor de la iglesia donde se guarda la imagen del Nazareno Negro para evitar que la gente se acerque demasiado. En Filipinas, el 80% de los más de 110.000.000 de habitantes son católicos.
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