120.000 cristianos armenios en Nagorno-Karabaj —Artsaj— se encuentran en peligro por la intensificación del asedio de Azerbaiyán, país de mayoría musulmana, dado que incluso las vías de abastecimiento cortó en diciembre de 2022, electricidad y gas incluidos. La única ruta de acceso a la región desde Armenia era la carretera de Lachin, cuyo punto de control fue bloqueado desde hace casi 2 meses por las tropas azeríes, incluso para bienes de primera necesidad. Las hostilidades fronterizas están oficialmente suspendidas tras la guerra iniciada en mayo de 2021 por Azerbaiyán al invadir territorios armenios, pero la actitud del gobierno de Bakú puede provocar de nuevo el estallido.
Síganos en Telegram
Colabore con Verdad en Libertad
Suscríbase al boletín de VenL«Mientras no se firme un tratado de paz que sea ratificado por los parlamentos de ambos países, obviamente es muy probable una nueva guerra», indicó el primer ministro armenio, Nikol Pashinian. Por su parte, el presidente de Artsaj, Arayik Harutyunyan, se refirió a una «limpieza étnica» realizada ante la «impunidad internacional». Harutyunyan sostuvo que Azerbaiyán no la respeta porque pretende «sojuzgar al pueblo de Artsaj mediante el terror psicológico, creando condiciones de vida insoportables» como presión para que Ereván —capital y sede del gobierno armenio— ceda a los azeríes la soberanía sobre Nagorno-Karabaj.
Sam Brownback, quien fuera con Donald Trump embajador internacional para la libertad religiosa, fue a Armenia en junio pasado. Aseveró que más que una «limpieza étnica» se trata de una «limpieza religiosa». «Está trabajando para que no se pueda vivir allí y la población armenia cristiana se vea forzada a irse, eso es lo que está pasando. Con la ayuda de Turquía, Azerbaiyán bloqueó la libre circulación de ayuda y de personas hacia el enclave cristiano de Karabaj. Ambos países deben pagar las consecuencias de sus acciones», denunció Brownback.
Puede interesarle: Azerbaiyán: Libertad Religiosa.
