El cardenal argentino Víctor Manuel ‘Tucho’ Fernández contradijo el magisterio de san Juan Pablo II y de Benedicto XVI sobre los divorciados en nueva unión, después que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, del cual es el nuevo prefecto, publicó en italiano el lunes 2 de octubre, el mismo día que se hicieron públicos los dubia de 5 cardenales, las respuestas a una serie de preguntas del cardenal checo Dominik Duka con respecto a «la administración de la Eucaristía a parejas divorciadas que viven en una nueva unión». La respuesta de Doctrina de la Fe, originalmente presentadas el 13 de julio pasado en nombre de la Conferencia Episcopal de Chequia, firmada tanto por Francisco como por ‘Tucho’, fue enviada al purpurado checo el 25 de septiembre pasado.
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Suscríbase al boletín de VenLEl texto menciona y aplica Amoris laetitia, la exhortación apostólica postsinodal Francisco publicada en el 2015, y en particular, su orientación pastoral para la recepción de la Comunión por parte de aquellos que están sacramentalmente casados pero «divorciados y vueltos a casar» con otra persona que no es su cónyuge. Fernández consideró que, aunque los sacerdotes deben proporcionar acompañamiento pastoral al individuo, «es cada persona, individualmente, la que está llamada a ponerse ante Dios y exponerle su conciencia, con sus posibilidades y sus límites» (sic), y evaluar su disposición a recibir la comunión. «Esta conciencia, acompañada por un sacerdote e iluminada por las orientaciones de la Iglesia, está llamada a formarse para evaluar y dar un juicio suficiente para discernir la posibilidad de acceder a los sacramentos», sostuvo.
Doctrina de la Fe afirmó que, en el necesario proceso de discernimiento, «los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se comportaron con sus hijos cuando la unión matrimonial entró en crisis; si ha habido intentos de reconciliación; cómo se abandona la situación de la pareja; qué consecuencias tiene la nueva relación para el resto de la familia y la comunidad de fieles; qué ejemplo ofrece a los jóvenes que deben prepararse para el matrimonio». «Una reflexión sincera puede fortalecer la confianza en la misericordia de Dios, que no se niega a nadie», enfatizó. Además, la respuesta también aseguró que los obispos deberían desarrollar criterios basados en Amoris laetitia en sus diócesis como los que plantearon los obispos de la región pastoral de Buenos Aires.
Tucho evitó responder directamente a si los actos cometidos en la vida sexual de la pareja formada por al menos un católico divorciado vuelto a casar deberían «ser mencionados en el sacramento de la reconciliación». Asimismo, el prefecto indicó la vida sexual de la pareja debería estar «sujeta a un examen de conciencia para confirmar que es una verdadera expresión de amor y que ayuda al crecimiento en el amor». «Todos los aspectos de la vida deben presentarse ante Dios», afirmó. El Magisterio de san Juan Pablo II —en la exhortación apostólica Familiaris Consortio— y Benedicto XVI —en Sacramentum Caritatis— excluye la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar comulguen y reciban la absolución si no dejan de convivir conyugalmente.
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