La Santa Sede publica orientaciones para los colegios católicos, en una instrucción titulada ‘La identidad de las escuelas católicas para una cultura del diálogo’ de la Congregación para la Educación Católica, que tiene como prefecto al cardenal Giuseppe Versaldi, publicada el martes 29 de marzo. El nuevo documento sobre identidad y desafíos, que entre otros asuntos aborda la colaboración entre escuela y familia, está dividido en 3 partes, en el que analiza la misión evangelizadora de la Iglesia como madre y maestra, se detiene en los distintos sujetos que trabajan en el mundo escolar y analiza algunos puntos críticos en el contexto del actual mundo globalizado y multicultural.
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Suscríbase al boletín de VenL La instrucción precisó, en la primera parte del texto titulado ‘Las escuelas católicas en la misión de la Iglesia’, que la Iglesia es «madre y maestra», puesto que su acción educativa no es «una obra filantrópica», sino una parte esencial de su misión, basada en ciertos principios fundamentales: el derecho universal a la educación; el deber de educar, que es específico de la Iglesia, en el que se entrelazan la evangelización y la promoción humana integral; la formación inicial y permanente de los profesores, para que sean testigos de Cristo; la concepción de la escuela católica como «comunidad» impregnada del espíritu evangélico de libertad y caridad, entre otros. Reiteró que arraigada en principios evangélicos la escuela católica es la que pone a Jesucristo en el centro de la concepción de la realidad y practica el diálogo entre la razón y la fe para abrirse a la verdad y «dar respuesta a los interrogantes más profundos del alma humana que atañen no sólo a la realidad inmanente».
El documento, que la Santa Sede publica con orientaciones, afirmó que los colegios católicos necesitan educadores, tanto laicos como consagrados, que sean «competentes, convencidos y coherentes, maestros de conocimiento y de vida, iconos imperfectos pero no desvaídos del único Maestro». La segunda parte del documento está dedicada a ‘Los sujetos responsables de la promoción y verificación de la identidad católica’. Destacó al partir de la base de que «todos tienen la obligación de reconocer, respetar y testimoniar la identidad católica de la escuela, oficialmente recogida en el proyecto educativo» la importancia de proteger sus principios y valores, incluso con «la sanción consecuente de las transgresiones y delitos, aplicando rigurosamente las normas del derecho canónico y del derecho civil». El documento afirmó que corresponde a la propia escuela, al seguir la doctrina de la Iglesia, «interpretar y establecer los parámetros necesarios para la contratación» de personal que debe distinguirse por «la rectitud de doctrina y la probidad de vida», por lo que si una persona contratada no adhiere a estos principios la escuela tendrá que tomar «las medidas oportunas», incluso la dimisión.
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