Los refugiados cristianos afganos en Pakistán viven escondidos y ocultan su identidad por temor a ser deportados o linchados en las calles a causa de su fe en Cristo, tal como lo muestra ‘Leave no one behind’ —sin dejar a nadie atrás—, un cortometraje de ‘Christian Solidarity Worldwide’ que recolecta los testimonios de la comunidad cristiana en el país.
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Suscríbase al boletín de VenLDiscriminados por cristianos, hazaras, afganos y refugiados, son los prófugos que, tras la reconquista de los talibanes, escaparon a Pakistán pero se ven presionados a callar sobre su religión. «Sólo unas pocas personas sabían que yo era cristiano», explicó, después otro hombre, también con rostro censurado. «Pero mis amigos musulmanes me pedían que me convirtiera de nuevo al Islam. Les dije que el asunto no les concernía, pero tenía mucho miedo», aseguró.
Indicó que los talibanes empezaron a perseguirlo porque se enteraron de que era cristiano, y solamente encontraron a su mujer en casa. «¿Dónde está tu marido?», cuestionaron. En un intento de obtener una respuesta, la torturaron, quemándole los brazos con un hierro candente, lo que le dejó cicatrices claramente visibles aún meses después. «Nos fuimos sólo con lo puesto, pero cuando llegamos a Quetta nos encontramos con grandes dificultades porque mis tíos saben que somos cristianos, así que llamaban antes que nosotros y les decían que no nos acogieran por infieles», relató.
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