Más de 25 parroquias e instituciones eclesiásticas, como la Basílica de Nuestra Señora de Peñafrancia, abrieron sus puertas para funcionar como centros de evacuación temporal para las familias afectadas por los efectos del tifón Kristine —nombre internacional: Trami— que azota el noreste de Filipinas. Las inundaciones y desprendimientos de tierra dejaron al menos 24 muertos en la región de Bilcol y 78.000 familias de 14 provincias afectadas.
Síganos en Telegram
Síganos en el canal de WhatsApp
Colabore con Verdad en Libertad
Suscríbase al boletín de VenLCaritas Filipinas indicó que las diócesis católicas de los territorios afectados activaron equipos de voluntarios para evaluar el alcance de los daños y establecer las respuestas adecuadas. «Nuestra prioridad es garantizar la asistencia lo más rápidamente posible a los más necesitados y vulnerables», aseguró Colin Bagaforo, presidente de Caritas Filipinas, al explicar que las estructuras de las Iglesias locales están a disposición para recibir a los damnificados.
Varias iglesias de la diócesis de Legazpi se vieron afectadas por las aguas, pero, a pesar de las inundaciones, abrieron las puertas de sus centros pastorales que aún siguen siendo accesibles. La iglesia parroquial de Polangui, aunque afectada, alberga a casi 300 personas, los desplazados más vulnerables, como embarazadas y lactantes con sus hijos, enfermos y ancianos. Algunos de ellos también están alojados en la residencia del párroco.
Puede interesarle: Iglesia en Tailandia socorre a afectados por tifón Yagi.
