El padre Yakubu Mika Sueliman, a quien unos hombres armados secuestraron el 22 de junio pasado en su rectoría de la parroquia de la iglesia católica de San Raymond, en la diócesis de Sokoto, en el estado nigeriano de Zamfara, retomó su ministerio sacerdotal, después de pasar 2 semanas en manos de sus secuestradores y ser liberado el 7 de julio pasado.
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Sueliman precisó que la atención médica y el tratamiento psicológico que recibió después de su liberación le permitieron mejorar su recuperación. «Volví al ministerio sacerdotal. Perdoné a los bandidos por haberme secuestrado. Creo en el perdón como cristiano y, sobre todo, como sacerdote. Durante mi cautiverio, el miedo constante a que me mataran en cualquier momento fue traumático. Las condiciones de vida eran espantosas y repugnantes», aseguró el presbítero, de 35 años.
«Pasé noches sin dormir y no podía comprender mi terrible experiencia», recordó, al explicar que es difícil proteger a los sacerdotes en zonas de Nigeria frecuentemente atacadas por bandidos. «Los informantes viven entre nosotros», sostuvo. «Esta experiencia personal vivida reafirmó y despertó en mí la conciencia de que la fidelidad de Dios nunca cesa», ratificó. «Necesitaré más apoyo espiritual, mientras continúo la curación psicológica en mi vida», explicó.
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