El obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, reflexionó que «la Iglesia que ha recorrido los siglos ha contado con la garantía del Espíritu Santo, que llevó a que muchos hombres y mujeres sean ‘testigos de Dios’», al hablar en su carta semanal sobre la solemnidad de Pentecostés y la importancia de la Iglesia.
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El prelado consideró que «quizá como el apóstol Pedro deberemos no relativizar, sino llorar nuestros pecados con arrepentimiento», dado que «solo desde la humildad nos hacemos amigos de Dios». «En esta reflexión de Pentecostés quiero tener especialmente presente a la Iglesia. Los cristianos por el bautismo somos parte de la Iglesia. Nuestra fe en Jesucristo el Señor, por un lado, tiene una dimensión de compromiso personal y, por otro, necesariamente tiene una dimensión comunitaria, eclesial», aseveró, tras citar al Papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii gaudium y también el documento de Aparecida.
«En estos 2000 años la Iglesia evangelizó, con la alegría del Espíritu, pero no le faltaron sufrimientos y martirios. Solo basta recorrer la historia, en donde desde ya se hace presente la fragilidad humana y la debilidad, como las negaciones de Pedro o la búsqueda de los primeros lugares de los Apóstoles Juan y Santiago, cuando todavía no entendían de qué se trataba el Reino de Dios…», sostuvo. «Pero la Iglesia que ha recorrido los siglos ha contado con la garantía del Espíritu Santo, que llevó a que muchos hombres y mujeres sean ‘testigos de Dios’», afirmó el obispo Martínez. «También tantos santos, mártires, hombres y mujeres que desde el silencio de la cotidianidad fueron fieles, y dieron su vida por Amor a Dios y a sus hermanos. Hoy como ayer también deberemos dar testimonio en medio de alegrías y sufrimientos», exhortó.
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