El obispo de Avellaneda-Lanús, Marcelo Julián Margni, afirmó que «la Iglesia debe tener la centralidad puesta en la Palabra, todos a la escucha de la Palabra de Dios, y por eso cristocéntrica», en la entrevista que brindó el domingo 13 de noviembre al programa de radio para toda la familia ‘Cristo Ayer, Hoy y Siempre’, a través del canal de YouTube ‘SolMultimedia Producciones’. El prelado exhortó al «fortalecimiento de la experiencia de la comunidad».
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«Les quiero pedir es que fortalezcan las comunidades, después de esta pandemia, animar, abrir. Todo lo que podamos ofrecer como experiencia de comunidad, sean los movimientos, las instituciones, las parroquias, todos ofrecer espacios de encuentro y crecimiento mutuo con la Palabra. Esta es una cuestión importante con la Iglesia que sueño. Una Iglesia con la centralidad puesta en la Palabra, todos a la escucha de la Palabra de Dios, y por eso cristocéntrica», precisó el obispo Margni. «Él es el Verbo, Él es la Palabra. Toda enseñanza viene de su persona», aseguró.
La entrevista comienza en 01:02:50
Indicó que «el cristianismo tiene en el futuro mucho que pedirle a la luz del misterio de la Trinidad», dado que «lo que Francisco llama la sinodalidad no es más que el misterio de la Trinidad, son vínculos que encontrándose permanentemente ponen un movimiento a la historia». «Son experiencias de amor recíproco, de encuentro, de diálogo, de poder vivir esa experiencia que te da el hermano, y la diversidad en el medio de esa Trinidad. Ninguno es igual, y sin embargo viven en una comunión muy fuerte. Ese desafío a esta sociedad que ahora vuelve a tener el drama de la guerra, me parece que es un desafío muy importante», sostuvo el prelado.
«Y vuelve a cachetearnos porque pensábamos que tantas cosas habían sido superadas después de la última Guerra Mundial y evidentemente cuando la mezquindad, cuando el pecado tiene lugar vamos a tener que estar preparados para estas oscuridades. Por eso la fe es muy importante, no solo el cultivo de la fe como un elemento esotérico de la vida, simplemente como un consuelo personal de respiración. Eso es mucho más profundo. Es escuchar la Palabra de Dios, es convivir con los otros que son distintos. Es sentir que todos estamos invitados a esa comunión y trabajar por esa comunión. Nadie sobra en la humanidad», enfatizó.
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