Caritas Congo-Brazzaville denuncia que más de 2.600 refugiados se encuentran en situación precaria en el centro-este de Congo-Kinsasa, donde las condiciones, de modo particular, de los niños son muy preocupantes. Los refugiados proceden de la provincia de Maï-Ndombe, en el oeste, y huyen de un conflicto territorial entre las comunidades Teke y Yaka. Un total de 2.639 personas cruzaron el río Congo desde finales de agosto y principios de septiembre para refugiarse en la subprefectura de Ngabé.
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La entidad eclesial sostuvo que las malas condiciones higiénicas en las que se ven obligados a vivir los refugiados son muy preocupantes, con el riesgo de propagación de epidemias, y la escasez de alimentos, agravada por la fluctuación de los precios de los alimentos de la capital, Brazzaville. Caritas Congo-Brazzaville, que denuncia la situación, explicó que además no se pueden descartar nuevos flujos de desplazados desde la provincia de Congo-Kinsasa, donde la situación sigue siendo muy tensa. Al menos 20 personas fueron asesinadas a principios de esta semana en un ataque a la aldea de Boku, en el territorio de Kwamouth, Mai-Ndombe.
La Conferencia Episcopal Nacional Congoleña (CENCO) convocó a una marcha pacífica el domingo 4 de diciembre para exigir seguridad para Congo-Kinsasa. «La situación es grave. Nuestro país está en peligro. No balcanicemos Congo-Kinsasa. De norte a sur, de este a oeste, así como en la diáspora, levantémonos todos para salvaguardar la integridad territorial de nuestro país. Para ello, invitamos a los cristianos y a las personas de buena voluntad a ayunar, a rezar y a realizar gestos de solidaridad con los desplazados. Además, invitamos a todos a marchar pacíficamente el domingo 4 de diciembre», afirmó la CENCO, al finalizar recientemente la asamblea plenaria extraordinaria celebrada en Kinsasa.
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