El obispo de Oyo, Emmanuel Badejo, aseveró que desde el gobierno federal de Nigeria «no muestran el menor deseo de proteger a los cristianos», en la reciente Misa de funeral por las víctimas de la Masacre de Pentecostés, perpetrada por hombres armados, presuntamente extremistas islámicos, en la iglesia de San Francisco Javier en Owo, estado de Ondo, donde dejaron decenas de víctimas fatales.
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Suscríbase al boletín de VenLEl Centro de Eventos Mydas de Owo estaba repleto de feligreses y sacerdotes para el funeral, con sencillos ataúdes de madera —Badejo describió el número como «más de 40»— en la parte delantera, adornados con flores, el 17 de junio pasado. «Vimos tragedias en Nigeria y vimos asesinatos brutales, pero pocos pueden compararse realmente con la brutalidad y la truculencia del suceso de ese domingo de Pentecostés. En estos ataúdes también yace muerta una parte de Nigeria. Porque junto a estos difuntos yacen las alegrías, las esperanzas y las aspiraciones de sus familias y de sus seres queridos, de la Iglesia de Dios, de las distintas comunidades de las que proceden y, por supuesto, de Nigeria», aseveró.
«Incluso los que están mutilados y heridos dondequiera que estén, representan a Nigeria con todas sus heridas autoinfligidas, magulladas, brutalizadas y violadas. Así que pregunto: ¿Por cuánto tiempo más continuará esto?, cuestionó. Badejo, que es presidente del Comité Episcopal Panafricano para las Comunicaciones Sociales (CEPACS), predicó la homilía con el obispo de Ondo, Jude Arogundade, y el obispo de Sokoto, Matthew Kukah, que también asistieron al servicio transmitido en directo. «De hecho, si el sol brilló en el estado de Ondo ese día, seguramente no penetró la sórdida oscuridad dentro de los corazones de los asesinos que visitaron San Francisco con armas de fuego ese domingo», sostuvo Badejo, tras indicar recordar que Ondo es apodado «El Estado del Sol».
El prelado denunció que «el suceso catapultó a la Iglesia católica de Owo, a la diócesis católica de Ondo y al estado nigeriano de Ondo al centro de la atención mundial, lamentablemente por razones muy equivocadas». «Desde entonces, el mundo entero condenó el crimen perpetrado contra la humanidad y contra Dios en este estado», enfatizó el obispo de Nigeria, que aseveró que desde el gobierno federal de Nigeria «no muestran el menor deseo de proteger a los cristianos». Los primeros informes sugieren que más de 50 personas fueron asesinadas en la masacre, incluidos niños, y otras quedaron heridas. Se confirmó la muerte de al menos 40 personas, y más de 60 heridos continúan en el hospital.
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