El obispo de Huesca y Jaca, Julián Ruiz Martorell, aseveró que «la eutanasia es un fracaso social, una solución errónea e indigna a un problema vital», en su carta semanal, al referirse a la Ley Orgánica 3/2021 que legaliza la eutanasia en España y que entrará en vigor el 25 de junio próximo. Reiteró que «la vida humana es un don de Dios que hay que respetar, custodiar y acompañar siempre», cuya obligación es particularmente de los agentes sanitarios quienes tienen «una responsabilidad característica en relación con la vida, en todas sus fases, y, de modo especial, en las más frágiles».
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«Cuando la enfermedad se vuelve crónica, siempre existen posibilidades de cuidar y atender, aunque sean remotas las capacidades de curación. Con la eutanasia, se da un paso equivocado que propicia la cultura de la muerte», precisó el obispo de Huesca y Jaca, que denuncia que «la eutanasia es una equivocada ‘ayuda activa a morir’». Recordó que una alternativa «se apoya en la atención generosa, el acompañamiento fraterno, los cuidados paliativos», dado que en el ser humano no existe un «deseo de morir», sino un «deseo de no sufrir». Enfatizó que «el sufrimiento puede ser aliviado, reducido, asistido».
El prelado sostuvo que «en los momentos de enfermedad grave y de proximidad de la muerte, la creatividad del amor genera respuestas válidas, en los ámbitos sanitario, familiar y social». Ruiz Martorell citó a san Juan Pablo II que aseguró que la eliminación directa y voluntaria de un ser humano inocente es siempre gravemente inmoral. Recordó que Benedicto XVI en Spe salvi afirmó que «la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre». Además, recordó que el Papa Francisco publicó en junio de 2019 en redes sociales que «la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para todos».
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