El obispo de la eparquía católica de Adigrat, Etiopía, Tesfaselassie Medhin, aseveró que «el continuo asedio/bloqueo por parte del gobierno y las fuerzas de ocupación» los aisló de sus pastores y comunidades, del resto del mundo y de sus redes católicas internacionales, en un nuevo llamamiento al gobierno federal, a los gobiernos externos que lo apoyan, a los organismos no gubernamentales nacionales e internacionales y a las empresas que están o contribuyen de cualquier forma y medio a la prolongación de esta guerra, asedio y bloqueo.
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«Junto con la gente, mi clero, los religiosos y religiosas, y los laicos de la diócesis, estoy experimentando personalmente el sufrimiento de mi pueblo y no puedo dejar de alzar mi voz contra este doloroso día a día, implorando la paz de nuestro Dios amoroso ante el que me arrodillo diariamente para rezar, y que dio su vida ‘para que los hombres tengan vida y la tengan en abundancia’ (Jn.10,10). Si no se resuelve esta horrible situación lo antes posible, ya estamos asistiendo y asistiremos al horror de una crisis humanitaria mucho más grave y a la pérdida de vidas en Tigray», aseguró el prelado.
Medhin precisó la incapacidad de las casas de formación de la Iglesia católica, así como de las instituciones a las que sirven, de prestar servicios adecuados a los fieles y a la población en general. «Es extremadamente difícil o imposible proporcionar los medios de vida pastorales, educativos, sanitarios, humanitarios, de adaptación… previstos en los programas de desarrollo sociológico. El continuo asedio/bloqueo por parte del gobierno y las fuerzas de ocupación nos aisló completamente de nuestros pastores y comunidades, del resto del mundo y de nuestras redes católicas internacionales», explicó el obispo de Etiopía, al aseverar que es por ello que «5.200.000 personas se ven obligadas a sufrir desnutrición severa, hambre y casi carestía».
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