El obispo de Goya, Adolfo Canecín, reflexionó que «toda la obra de Brochero se entiende por su amor y pasión a Jesucristo», al presidir la Misa de acción de gracias por el cuarto aniversario de la canonización del Cura Brochero, en la catedral Nuestra Señora del Rosario. El prelado estuvo acompañado por el vicario general de la diócesis, Juan Carlos López, y el párroco emérito de la catedral, Tomás Von Schulz. La fiesta en honor al santo comenzó con una caravana por las calles de Goya con su imagen que recientemente fue entronizada en la catedral. Participaron de la celebración un reducido grupo de devotos del santo del grupo ‘Todos somos Brochero’, con el cumplimiento de las medidas sanitarias por la pandemia.
El prelado exhortó en la homilía a «descubrir esta doble faceta de la Virgen María y de los santos, que son intercesores sabiendo que el único mediador entre Dios y los hombres, es Jesucristo». Pidió una «auténtica devoción a María y a los santos», que siempre tienen que «llevarnos a Jesucristo: el Hijo de Dios y de la Virgen María», dado que «no hay otro nombre dado a los hombres donde podemos encontrar la salud del alma, de la mente y del cuerpo». «Nuestra religiosidad tiene que ser siempre cristocéntrica. Que nuestra religiosidad expresada en san José Gabriel del Rosario Brochero, siempre nos lleve a Jesucristo porque lo que a él lo hizo santo fue Jesús», solicitó. «La respuesta de la fe se transforma en obras, que miran al bien integral de las personas, por eso Brochero trabajó mucho por la cultura, abrió caminos, hospitales, escuelas y casas de retiro, buscando siempre la dignificación integral de la persona», indicó.
El obispo Canecín, al reflexionar sobre el Cura Brochero, aseguró que cuando un consagrado, un sacerdote, un obispo o un laico están «apasionadamente enamorados de Jesús, de allí brota la iniciativa, la creatividad, la parresía para superar los obstáculos». «Brochero vivió lo que el Papa Francisco nos propone ahora: ‘Ser una Iglesia en salida’. Él lo vivió y su medio de transporte era su mula. Aunque en su época había peligro, él buscaba a los que estaban más distantes y alejados, a los que a lo mejor su vida moral distaba mucho de la propuesta evangélica, oraba, ayunaba y les ofrecía el Evangelio. Los santos son intercesores, modelos, espejos y nosotros los devotos de José Gabriel tenemos que conocer su vida y ver cómo podemos hoy ser respuesta a los problemas de hoy, como él fue respuesta a los desafíos de ayer, con muchos desafíos en el ámbito de la evangelización, la cultura y la salud», reiteró, al afirmar que «el santo Cura Brochero, fue un pastor según el corazón de Dios y su pasión por Jesús lo hizo parecido a él».
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