El obispo de Cruz del Eje, Ricardo Araya, reflexionó que «la vida, el servicio y la obra de Brochero son una invitación a mirar a Cristo puesto en la Cruz», en la homilía de la Misa que presidió en el santuario que lleva el nombre del cura gaucho, acompañado por el diácono Gabriel Romero, en el séptimo aniversario de la beatificación del santo José Gabriel del Rosario Brochero, el lunes 14 de septiembre.
«Él lo supo hacer no sólo en los ejercicios espirituales, sino en el trajinar de cada día por senderos y caminos, por valles y quebradas. Fue un maestro espiritual en la capacidad de levantar la mirada interior para ver a Cristo delante y puesto en Cruz, y mirar el corazón de Jesús, y contemplar el amor del Padre que nos salvó en Cristo. Supo ver y admirar en la Cruz el amor del Hijo de Dios que se entregó por él, por mí, por nosotros», indicó Araya.
El prelado definió también al santo Cura Brochero como un «hombre, cristiano, sacerdote que supo creer en el amor de Dios manifestado en la Cruz». «La fe en el amor de Dios lo salvó y lo hizo capaz de amar a su pueblo; lo hizo grande en obras, porque como enseña san Ignacio de Loyola ‘el amor se debe poner más en obras que en palabras'». «Con los ojos puestos en la Cruz, no fue un héroe solitario, un buscador de aplausos y recompensas; fue un verdadero animador y promotor de los talentos de los serranos; a Brochero le gustaba ser pueblo y con la responsabilidad de un padre», aseguró el obispo Araya sobre el Cura Brochero, de quien destacó que «con la esperanza puesta en la Cruz se fue, sin perder nada de su original manera de abrir el alma».