El nuncio en España, Bernardito Auza, afirmó que «decir España es decir María», al recordar las palabras de Juan Pablo II —en su visita a Zaragoza en 1984—, durante la Misa que presidió en la basílica de Zaragoza en honor a la patrona de la Hispanidad, el miércoles 12 de octubre. Auza hizo mención de sus orígenes en Filipinas, donde fue educado en la fe por misioneros españoles, motivo por el que el recuerdo de aquella visita del Papa polaco a la capital aragonesa recobra un sentido particular.
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«Es todo un emblema, la Madre de España, como reconocía Juan Pablo II quien, haciendo escala en su viaje a Puerto Rico el 10 de octubre de 1984, y mirando a la preparación del V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo, quiso venir para agradecer a la Iglesia española la ingente labor de evangelización llevada a cabo en todo el mundo, especialmente en el continente americano y Filipinas», destacó. Además, habló del 6 de noviembre de 1982, cuando el Papa polaco reconocía también uno de los aspectos característicos de la evangelización en España, y es su vinculación a la figura de María.
Explicó que «por medio de ella, de diferentes formas de piedad, llegó a muchos cristianos del mundo la fe en Cristo». «En su discurso, Juan Pablo II afirmó que el Pilar de Zaragoza simbolizaba la firmeza de la fe de los españoles, en su amor a la Virgen María. Decir España es decir María», ratificó el nuncio Auza, durante la homilía, en la que hizo suyas las palabras del entonces Pontífice. Destacó el vínculo entre la figura de María y el pueblo español, gracias a la cual se difundió «la veneración de la fe en Dios en todo el mundo gracias a la evangelización de miles de misioneros». «La razón de esta profunda vinculación es porque con sentido de fe sobrenatural, consideramos a María como el mayor bien que cabe después de Dios», aseguró.
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