Por Jennifer Almendras. Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa

Los historiadores indican que la imagen de la Madre de Dios llegó a Sumampa hacia fines de junio del 1630. La imagen fue venerada en la casa de Antonio Farías Saá. Este hacendado del pago de Sumampa quiso dedicar a la Virgen Santísima una capilla y le escribió a un amigo suyo que le mandase de Brasil una imagen similar de Nuestra Señora en el misterio de la Inmaculada Concepción para colocarla en una humilde capilla que fabricaba. Por ello, este le envío desde el país vecino dos imágenes para que elija con la que mejor le pareciese. A fines de junio de 1630 se cumple en Sumampa el gran milagro de María Santísima. La imagen “aparecida” es del título de la madre de Dios con el Niño Jesús dormido entre sus brazos y no la pedida de la Inmaculada Concepción, que quiso quedarse en Luján. Posteriormente, al finalizar las obras de la pequeña capilla o ermita que la familia de Farías construyó se llevó allí la imagen en una ceremonia extraordinaria de fervor.

El traslado ocurrió en noviembre de ese mismo año. Estuvo presente el primer cura párroco de la región, Juan de San Miguel y Arévalo, quien al poco tiempo fijaría su sede parroquial en este paraje, junto a la capilla de Nuestra Señora, por creerlo el sitio más conveniente como punto y centro y misión de culto y fe. Las fiestas patronales de noviembre recuerdan este hecho de la inauguración de la capilla. “Muy pronto también la santa imagen fue venerada con el título de Nuestra Señora de la Consolación, bien por una tradición o devoción familiar, bien por empeño o decisión diocesana; ciertamente la Virgen con su llegada había traído a estas tierras consuelo, gozo y paz. Seguramente data de esos primeros comienzos del culto, y recordando la entronización de la Santa imagen en la ermita, la celebración de las fiestas patronales en el mes de noviembre”, indica el sitio de ‘Cultura Santiago del Estero’.

 El santuario dedicado a Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa fue construido por mano de obra indígena y refaccionado en numerosas oportunidades. Tuvo una reconstrucción por lo menos en 1782. Según consta ese año el templo estaba arruinado y en estado de no poderse celebrar en él sino lo permitiera la necesidad y no haber otro recurso para el socorro espiritual de los fieles. Los fieles deseaban la reedificación del templo y es por ello que ofrecieron limosnas para conservarlo. El sencillo interior del templo se compone de una sola nave de 26 varas y medio de largo y 6 varas y media de ancho, el coro alto de tablazón y barandilla de madera, del ancho de la iglesia todo bien tratado, el altar mayor con nicho en la pared donde está el sagrario y arriba el nicho de madera de Nuestra Señora de la Consolación. El Santuario de Nuestra Señora de la Consolación es el único edificio en pie del periodo virreinal en todo Santiago del Estero, dado que esa tierra tuvo periódicas inundaciones que generó dificultad para mantener las construcciones. Además, el temblor de 1817 derrumbó casas e iglesias.

La novena patronal de la Virgen de la Consolación de Sumampa comienza el 11 de noviembre y concluye el 19; mientras que se realiza un triduo solemne preparatorio el 20, 21 y 22. El día de la fiesta patronal es el 23 de noviembre. La Virgen de Sumampa es patrona de la provincia de Santiago del Estero desde 1984. «A partir de ese año, el collar y su imagen fueron instituidos como distinción honorífica para ser utilizada por los gobernadores constitucionales, otorgada por el obispo local en la ceremonia de asunción», precisó ‘AICA’. La Virgen de Sumampa también es protectora de los transportistas, de los estancieros, de las escuelas y los cadetes de policía. 

Fuente foto principal: Santuario «Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa». 

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