«NO OBSTANTE, SE MUEVE».

Por Rubén Revello.

El avance científico ha hallado su mayor impedimento en aquellos que desde la negación de la realidad, han pretendido imponer sus criterios forzando y falseando los datos objetivos que la expresan. De eso la Iglesia sabe mucho… el mismo san Juan Pablo II, al comienzo del tercer milenio pidió perdón por lo que se conoce históricamente como «el caso Galileo Galilei».

Todos recordamos como en esa oportunidad, se pretendió vanamente, negar el valor de la concepción propuesta y demostrada por éste científico. Un tribunal juzgó y condenó esta teoría científica con argumentos no científicos. El inevitable choque terminó con la condena de Galileo y la imposición de retractarse de todo lo que allí proponía. Mientras firmaba y se retiraba del tribunal lanzó su famosísima frase: Pur si muove —«No obstante que firme éste documento, la Tierra se sigue moviendo!»—. Esa expresión es la piedra angular de la ciencia moderna: «Se deben respetar los hechos empíricos, partir de la realidad e intentar comprenderla, jamás negarla».

La ética de la investigación científica tiene algunos principios propios: evitar la falsedad de datos empíricos, evitar el plagio, preservar la vida en general y la vida humana en particular. Códigos de ética médica como Nüremberg, Helsinki, el Informe Belmont y tantos otros documentos se presentan como garantes del valor intangible de la vida humana.

Por eso repugna a la inteligencia de un científico la lamentable frase del ministro de salud de la nación cuando afirma en el Congreso: «Acabemos con este mito de las dos vidas: solo hay una vida que es la de la mujer, lo otro es un ‘fenómeno’» (SIC) ¿Cómo puede un médico que cursó embriología afirmar que no es un ser humano sino un ‘fenómeno’? Y de ser así ese fenómeno ¿Qué es? Sin duda que es vida distinta de la vida de la madre, con una conformación genética completa y operativa, que pertenece a la especie humana. Si es vida humana, ¿cómo puede negar el ministro que lo sea? En caso de ser ignorancia, tendría que hacerse a un lado y dejar a gente con mayor formación un cargo tan importante como el que ‘ocupa’. Si, sabiendo la verdad, se empeña en negarla no da la talla ética ni académica, porque está incurriendo en ocultar los datos de la realidad, y como ya dijimos, esto es una de las faltas éticas más graves condenadas por el mundo científico.

El ministro podrá intentar desde el poder, negar lo que por conocimiento objetivo sabe; podrá así mismo negar la verdad del valor de la vida del embrión; incluso podrá imponernos la verdad que le conviene, lo que no podrá, aunque lo intente tenazmente, es hacer desaparecer la realidad que significa la vida de un ser humano en gestación. También los legisladores podrán ignorar los datos biológicos y médicos, pero esto no cambiará las cosas. Como afirmó sabiamente Galileo: «No obstante lo que digan, la Tierra se seguirá moviendo…».

«No obstante, se mueve» en PDF.

«NO OBSTANTE, SE MUEVE». Por Rubén Revello.

Publicado originalmente en UCA en 2020.

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