Multitudinario funeral para despedir al sacristán asesinado por islamista en iglesia de España

El obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, ofició el funeral en la iglesia de Nuestra Señora de La Palma de Algeciras del sacristán Diego Valencia, asesinado por un islamista, de 25 años y origen marroquí, que irrumpió con un machete en esa misma parroquia. «Murió por su fe y confesando su fe. El Señor le tendrá en su gloria», imploró Zornoza, al referirse a Valencia.

La iglesia de Nuestra Señora de La Palma en Algeciras, Cádiz, fue el lugar donde se realizó el multitudinario funeral, el viernes 27 de enero, para despedir al sacristán Diego Valencia, asesinado por un islamista, de 25 años y origen marroquí, que irrumpió con un machete en esa misma parroquia. El miércoles 25 de enero se perpetraron atentados contra 2 templos católicos en Algeciras, España, motivado por extremismo religioso yihadista. El obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, ofició el funeral del sacristán, junto a Juan José Marina, el párroco de la iglesia, en cuya celebración estuvo abarrotada, con mucha gente fuera de la parroquia.

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«Es, por tanto, un momento de fe, pedimos para que perdone sus pecados, recompense sus buenas obras y lo acoja en su seno para gozar de su presencia, de su amor que le harán eternamente feliz», indicó el prelado, quien al recordar al sacristán «asesinado despiadadamente», indicó que es la misma Eucaristía la que lo «alimentaba todos los días» y lo «fortalecía para amar a su familia, para servir a todos, para vivir alegre, con esperanza y con fe». «Murió por su fe y confesando su fe. El Señor le tendrá en su gloria», imploró Zornoza, en el multitudinario funeral para despedir al sacristán. El atentado se saldó con el asesinato con un machete del sacristán, Diego Valencia, casado y padre de familia, conocido porque regentaba una florería, y otros 4 heridos, entre ellos un presbítero.

El yihadista se dirigió primero a la parroquia de San Isidro, donde hirió de gravedad en el cuello al párroco, el sacerdote salesiano Antonio Rodríguez Lucena, que fue operado de urgencia y se encuentra fuera de peligro. También fueron heridas 2 personas que intentaron frenar el primer ataque. Después, se dirigió a la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, donde el atacante asesinó al sacristán, Diego Valencia. Testigos de los ataques aseguraron, en diversos medios de comunicación españoles, que el joven magrebí de 25 años también atacó imágenes sagradas e increpó a los presentes en los templos al grito de «Alá es grande» y «Tu fe no es auténtica».

«Las instituciones y la opinión pública no pueden permanecer impasibles, ni subestimar este tipo de trágicos sucesos. Debemos preguntarnos si estamos haciendo todo lo posible para frenar lo que ha alimentado este odio, aversión inspirada en una ideología político-religiosa que causó innumerables víctimas en muchas zonas del mundo, en particular y en los últimos años, especialmente en la región subsahariana. También en Europa se están produciendo cada vez más ataques de este tipo», aseveró Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, al destacar la importancia de la protección del derecho a la libertad religiosa.

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