Los misioneros de los Oblatos de María Inmaculada (OMI), desde la cripta de una iglesia en Ucrania, se dedican a la contemplación y a la acción caritativa, tras el avance de las tropas rusas en el país. El padre Pawel Vyshkovskyy, misionero de los OMI en Kiev, precisó desde la iglesia de San Nicolás que están bien, pero «en la precariedad y la incertidumbre». «Nuestra ayuda viene del Señor y nuestra esperanza es su Providencia. Todas las noches las pasamos en el búnker subterráneo y nos animamos mutuamente especialmente a vivir estos terribles momentos inmersos en la oración. Ponemos nuestras vidas en manos de Dios Padre y Creador», reflexionó.
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«Nos dedicamos constantemente a la adoración eucarística y también intentamos ayudar a los más necesitados. Estamos con Jesús y con la gente. Nos quedaremos aquí, no nos iremos de Ucrania», ratificó Vyshkovskyy, al explicar que los oblatos continuarán su labor pastoral en la nación, independientemente del desarrollo de los acontecimientos. La treintena de misioneros oblatos en Ucrania residen en 10 casas, en diferentes ciudades del país, y realizan labor pastoral, de evangelización y de apostolado social.
«In various circumstances of our everyday life, also during the celebration of the Eucharist, we hear sirens announcing possible bombing or flights of military planes, which is the cause of increased fear.» 2/3
— Jarek Pachocki OMI (@jarekpachocki) March 1, 2022
El padre Pawel aseguró que entre sus fieles «hay mucho miedo e incertidumbre, por lo que muchos están abandonando la ciudad para trasladarse temporalmente al oeste del país o incluso al extranjero». «Muchas iglesias católicas de Kiev se convierten por la noche en centros de acogida para familias y personas asustadas. La gente está conmocionada, desorientada y asustada. Ofrecemos consuelo espiritual y material, viviendo al lado de las personas en este momento dramático, en el abandono a la voluntad de Dios y en la oración incesante», enfatizó.
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