El padre Jorge Carlos Naranjo, misionero comboniano español que trabajó durante años en Sudán, indicó que «muchos cristianos huyeron de las ciudades sumidas en la violencia y los que no, afrontan grandes dificultades», en una entrevista a la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre. El padre Jorge estaba de vacaciones bienales en España cuando estalló la guerra civil, en la que las Fuerzas de Apoyo Rápido, leales al vicepresidente, atacaron estructuras clave del gobierno y se enfrentaron al Ejército regular, leal al presidente. La mayor parte de la capital y otras ciudades importantes se convirtieron inmediatamente en zonas de guerra.
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Indicó que, frente a esta situación, la mayoría de los misioneros católicos optaron por quedarse para apoyar a sus fieles. «Muchos de los cristianos laicos huyeron desde entonces a regiones más seguras, incluidos los sudaneses del sur, que constituyen la mayoría de la población católica de Sudán, y que regresaron en gran número a Sudán del Sur. La mayoría de los cristianos sudaneses locales proceden de los Montes Nuba. Algunos volvieron a las montañas y otros se quedaron en El Obeid. Algunos de los que estaban en Jartum se quedaron. También contamos con una gran comunidad nuba en Puerto Sudán, donde la situación es pacífica», aseguró el presbítero, que precisó que también hay una gran comunidad de cristianos coptos ortodoxos que están en Sudán desde hace siglos y sus miembros son ciudadanos sudaneses de pleno derecho.
«Algunas iglesias fueron atacadas por las Fuerzas de Apoyo Rápido, entre ellas, la catedral copta de Jartum, ocupada y convertida en centro de mando. La catedral copta de Omdurmán también fue atacada y saqueada, se llevaron varios coches y amenazaron al obispo y a uno de los sacerdotes, a los que querían obligar a convertirse al islam. También lo intentaron con muchos trabajadores coptos, pero todos se negaron. Además, los soldados de las Fuerzas de Apoyo Rápido los insultaron, diciéndoles que no eran sudaneses de verdad, y es que, aunque lleven uno o dos siglos en Sudán, los coptos suelen casarse entre ellos, por lo que su piel es más clara que la de la mayoría de los sudaneses», enfatizó. «La catedral episcopal de Todos los Santos de Jartum también fue atacada por las mismas fuerzas paramilitares, que expulsaron al obispo, y algunas de nuestras iglesias también fueron saqueadas. Hay muchos refugiados etíopes y eritreos», aseguró.
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