LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA Y LAS LECCIONES DE LA HISTORIA (3). La Eucaristía, lugar teologal donde la Iglesia elabora su relación con el mundo

Continuación de El tiempo de la cristiandad.

Por Silvio Pereira.

¿Cómo plasmar en el orden temporal la cultura cristiana?

Ya es un lugar común sentenciar que la salida de la clandestinidad en el siglo IV fue ganancia en masividad pero en detrimento de la calidad en la vida de fe. Pero allí también se consolidará la fuga mundi, la retirada al desierto como protesta y como búsqueda de una vida cristiana realmente más exigente y semejante a los orígenes, el ‘martirio blanco’. Obviamente la Eucaristía es la Pascua y los tiempos difíciles le ayudan a la Iglesia a comprender mejor la naturaleza propia de este sacramento; o en tiempos más relajados la aspiración de santidad en múltiples experiencias de reforma le devuelve un clima propicio de escándalo y testimonio. Parece que la Eucaristía puede ser percibida con mayor luz en el contexto del buen combate de la fe.

¿Ha causado ciertamente la masividad oficiosa una real relajación y la pérdida del contexto testimonial original? ¿La conciencia de indignidad frente a la Eucaristía es fruto solo de la conciencia creciente de la Divinidad del Señor presente, de su trascendencia y de la pequeñez del ser humano frente a Él? ¿O verdaderamente ha crecido el pecado y disminuido sensiblemente la aspiración de santidad en el pueblo cristiano? ¿La creciente devoción a la adoración eucarística es propia de un mayor fervor religioso o del anhelo de un bien que está demasiado lejos de la propia realidad?

El medioevo, lejos de la ‘leyenda oscurantista’, ha sido un intento fascinante de plasmar en el orden temporal la cultura cristiana. Intento donde la Iglesia ha ganado y perdido su identidad. Tanto ha evangelizado el mundo como ha mundanizado la Iglesia. ¿En qué proporción cada dinamismo? Lo dejaremos para que cada quien saque conclusiones. ¿Cómo debe la Iglesia relacionarse con el mundo y donde aprenderá tal ciencia de vida pastoral?

Estar en el mundo sin ser del mundo

Si bien no se dice así literalmente, se ha difundido que en el lenguaje joaneo Jesús nos invita a ‘estar en el mundo sin ser del mundo’. Qué arte difícil, ¿verdad? Si la Iglesia se separa demasiado del mundo para proteger incontaminada su pureza y santidad, no le toca y no puede pues sembrar en él la semilla del Evangelio. Pero si se acerca demasiado, con intenciones de ejercer misericordia y evangelizar a todos, puede ser asimilada en una sintonía peligrosa, perder su identidad y terminar consintiendo como algo natural el orden del pecado que reina en el mundo sin Dios.

En la Eucaristía la Vida Nueva del Resucitado y la vida del hombre en el mundo entran siempre en diálogo e intercambio. Claramente nuestra ofrenda debe ser elevada y transformada por gracia en su Presencia. ¿Tienen nuestras eucaristías esa capacidad de enseñarnos a discernir nuestra identidad como peregrinos del Reino y nuestra misión de evangelizadores del mundo? No creo que nuestras celebraciones de la Misa padezcan en general de una separación purista de la realidad, pero sí me temo que más extensivamente se han ‘mundanizado’ en exceso.

LA EUCARISTÍA, LUGAR TEOLOGAL DONDE LA IGLESIA ELABORA SU RELACIÓN CON EL MUNDO. Por Silvio Pereira.

El Padre Silvio Dante Pereira Carro es también autor del blog Manantial de Contemplación. Escritos espirituales y florecillas de oración personal.

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