La Iglesia ortodoxa de Estonia decidió romper formalmente del Patriarcado de Moscú, al consolidar su independencia religiosa y administrativa, tras las tensiones crecientes entre Estonia y Rusia. Los nuevos estatutos que fortalecen su autonomía en aspectos cruciales como la gestión económica, administrativa y educativa se aprobaron durante su asamblea en Tallin.
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El gobierno de Estonia ejerció presión sobre la Iglesia ortodoxa local para que se desvincule por completo de la influencia rusa, para reflejar su rechazo al conflicto en Ucrania. El metropolitano Eugeni —Reshetnikov—, líder de la Iglesia Ortodoxa de Estonia y ciudadano ruso, abandonó Estonia en febrero pasado, después que las autoridades estonias no renovaron su permiso de residencia.
Eugeni dirigió la asamblea de forma remota a través de videoconferencia, desde su exilio. En paralelo, la Iglesia ortodoxa de Estonia comenzó conversaciones con el gobierno del país para unificarse con la Iglesia ortodoxa apostólica de Estonia, que está bajo la jurisdicción del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. La Iglesia manifestó su aspiración de que ambas comunidades ortodoxas en Estonia puedan resolver sus diferencias y alcanzar una reconciliación basada en el respeto y los principios canónicos.
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