Francisco alentó a «dar profundidad a la oración», tras reiterar que la música en la liturgia no es algo ornamental, sino que implica una parte importante y necesaria de la misma, durante su reciente mensaje a los participantes de la 74 Semana Litúrgica Nacional en Italia titulada ‘En la liturgia, la verdadera oración de la Iglesia. Pueblo de Dios y ars celebrandi’.
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El Papa animó a contrastar «el frenesí, los rumores y los chismes, que nos incidían en la vida de cada día, valorando el silencio sacro, gesto elocuente, tiempo favorable y espacio fecundo para permanecer en el amor del Señor, cultivar una mirada contemplativa, dar profundidad a la oración y dejarse transformar por el Espíritu». Alentó a unirse «a la lengua materna de la Iglesia, para convertirse en un solo cuerpo y una sola voz».
«La belleza de la verdad de la oración cristiana está justamente en esta trama de voces, que podemos justamente llamar coralidad. Toda oración cristiana es siempre de varias voces, como toda acción litúrgica es siempre de varias manos: estamos unidos a Cristo y en Cristo reencontramos a toda la humanidad», enfatizó, al considerar que esta experiencia de la «coralidad» se experimenta con más intensidad «en la Liturgia de las Horas, que aún merece esfuerzos para que se convierta efectivamente en oración de del pueblo de Dios».
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