Iglesia en Turquía proporciona equipos para volver a trabajar tras terremoto

El vicario de Anatolia, Paolo Bizzeti, indicó que la comunidad cristiana en las zonas afectadas por el terremoto «corre un gran peligro». Explicó que en la primera fase de la emergencia, el Vicariato de Anatolia y Caritas Turquía se encargaron de la distribución de agua, alimentos, mantas, ropa, medicamentos. Aseguró que en los 3 primeros meses, casi 55.000 familias recibieron asistencia de primera necesidad.

Iglesia en Turquía proporciona equipos

El vicario de Anatolia, Paolo Bizzeti, precisó que la Iglesia en Turquía proporciona a los trabajadores y artesanos los equipos para volver a trabajar tras el terremoto de magnitud 7,7 de febrero pasado que todavía es una herida abierta para el país de Oriente Próximo, con una grave situación de emergencia aún activa en 11 grandes centros del sur y sureste, y también en el norte de Siria. Indicó que la comunidad cristiana en las zonas afectadas por el terremoto «corre un gran peligro», a causa de una situación general de «enorme desesperación».

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Sostuvo que los fieles que permanecen en Antioquía se pueden contar «con los dedos de las dos manos» y además de las necesidades cotidianas existe también la necesidad de reconstruir el tejido social «empezando por la vivienda, la escuela y el trabajo» porque «de lo contrario la gente se irá», durante un encuentro en Iskenderun. «Los cristianos no son diferentes de otras minorías, sufren los problemas de vivienda, trabajo, escuela, el día a día, la vida cotidiana. Todo tardará años en solucionarse. Incluso hoy es difícil decir qué se puede hacer desde fuera para ayudar, pero el punto central sigue siendo mantener la atención alta, recordar que las raíces del cristianismo están en estos lugares», consideró.

«Las Iglesias en Occidente deberían interesar a sus gobiernos, para que se tomen en serio y contribuyan a preservar la presencia cristiana en Medio Oriente, políticas serias que deberían incluirse en la agenda», destacó Bizzeti. Explicó que en la primera fase de la emergencia, el Vicariato de Anatolia y Caritas Turquía se encargaron de la distribución de agua, alimentos, mantas, ropa, medicamentos y material de limpieza en la sede episcopal de Iskenderun, a domicilio, en las calles y en los primeros campamentos. En una segunda etapa, las intervenciones de la Iglesia se refirieron al suministro de tiendas, equipamiento, cocinas de campamento, duchas-baños.

Aseguró que en los 3 primeros meses, casi 55.000 familias recibieron asistencia de primera necesidad, además de ayuda psicológica para jóvenes y adultos. En un primer cálculo, alrededor del 20% de la población original sigue en la zona más afectada, y la Iglesia trabajó en el último periodo para proporcionar a los trabajadores y artesanos equipos para que puedan empezar a trabajar de nuevo. Y también vacas, cabras y ovejas a los granjeros, y lo que necesitan las mujeres que antes tejían en casa para suministrar productos a empresas del norte de Turquía. «Herramientas y equipos para volver a trabajar y en esta perspectiva la contribución del microcrédito es fundamental», enfatizó.

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