La Iglesia católica en Filipinas se moviliza para ayudar a los afectados por el tifón Rai —nombrado localmente Odette—, por lo que prepara una Navidad de solidaridad. La Iglesia realizará el 25 y 26 de diciembre próximo jornadas nacionales de oración por las familias damnificadas. El número de fallecidos por el tifón Rai, que azotó el país el 16 de diciembre pasado, es de 208, mientras que hay unas 300.000 personas desplazadas. El ciclón golpeó a 9 regiones y 33 provincias que ya se enfrentaban a dificultades por la pandemia de COVID-19. Siargao, Dinagat y Mindanao son las islas más afectadas. Al menos 239 personas quedaron heridas y más de 50 están desaparecidas, según los informes policiales.
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«En este tiempo de tragedias como los desastres causados por el tifón Odette en Visayas y Mindanao, necesitamos mantener vivo en nuestra conciencia el espíritu de amor, el espíritu de solidaridad con los que sufren», precisó el obispo de Kalookan y presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), Pablo Virgilio David. Indicó que el Fondo de Solidaridad Alay Kapwa se utilizará para la respuesta de emergencia en las comunidades católicas. «Animamos a todo el mundo a remitir todas las colectas a Caritas, que se encargará de planificar y ejecutar nuestra respuesta global. Que esta temporada nos proporcione más oportunidades para realizar actos constantes de Alay Kapwa —auto ofrenda—», solicitó. El Secretariado Nacional de Acción Social (NASSA), que es Caritas de Filipinas, realiza actualmente los esfuerzos de ayuda para las diócesis más devastadas, puesto que la Iglesia en Filipinas se moviliza para brindar asistencia.
Varias diócesis de las islas Visayas padecieron graves daños por el tifón, entre ellas la diócesis de Tagbilaran. «Nuestra provincia de Bohol está muy devastada por el super tifón Odette. Según los primeros informes, los techos de las casas y las infraestructuras sufrieron graves daños, incluidas nuestras iglesias y conventos; los cultivos fueron arrancados; las conexiones eléctricas fueron interrumpidas, así como el suministro de agua. El número de posibles víctimas está aún por determinar», explicó el obispo local, Alberto Sy Uy. El arzobispo de Cebú, José Palma, pidió solidaridad concreta con los afectados por el tifón. En algunas parroquias del sur de Cebú, los postes eléctricos y los restos de los árboles siguen tirados en las carreteras. La gente hace largas colas para conseguir agua y gasolina.
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