FRANCISCO SOBRE LA DECLARACIÓN DE HELSINKI.

Por Nicolás Lafferriere.

El Papa Francisco dirigió un mensaje a los asistentes a la Conferencia sobre la Declaración de Helsinki organizada en el Aula del Sínodo Antiguo del Vaticano, por la Asociación Médica Mundial, junto con la Asociación Médica Americana y la Pontificia Academia para la Vida, los días 18 y 19 de enero de 2024.

En su discurso, el Papa reconoce que la Declaración de Helsinki, desde su versión inicial en 1964 y a través de sus actualizaciones posteriores «ha ofrecido una contribución esencial para hacer posible la transición de la investigación en pacientes a la investigación con pacientes». Luego afirma: «Sabemos lo significativo que ha sido este cambio para la práctica de la medicina al fomentar una nueva armonía en la relación entre médico y paciente».

Sin embargo, también constata que «aunque la asimetría presente en la relación terapéutica es demasiado evidente, el papel central que debería tener la persona enferma aún no se ha convertido en una realidad. Necesita ser continuamente protegido y promovido en las nuevas circunstancias en las que se encuentra la medicina, que avanzan a una velocidad creciente e incluyen nuevos recursos tecnológicos y farmacéuticos, intereses económicos y alianzas comerciales, y contextos culturales en los que es más fácil instrumentalizar a otros con fines propios».

En especial, el Papa llama la atención sobre el problema de la investigación clínica en países de bajos ingresos, que constituyen áreas «especialmente susceptibles a tales vulnerabilidades». El Papa denuncia que «a nivel internacional, estamos siendo testigos de muchas injusticias que colocan a los países pobres en una posición desventajada en términos de acceso y uso de los recursos disponibles, dejándolos a merced de países más ricos y entidades industriales que parecen insensibles a aquellos que no pueden afirmarse en términos económicos, incluso cuando están en juego necesidades y derechos fundamentales». Citando el «Mensaje para el Día Mundial de la Paz de 2024», el Papa considera que «estos son problemas que también afectan a tecnologías como la inteligencia artificial».

De allí que señale que «es muy importante prevenir que se produzcan desigualdades también en el ámbito de la atención médica y la investigación clínica. No podemos subordinar el cuidado, que representa la actitud esencial que permite que la vida humana progrese mediante la confianza de una persona en otra, a las mentalidades reduccionistas del mercado y la tecnología».

Luego de estas consideraciones, el Papa Francisco se dirigió a los asistentes al Congreso para expresarles su alegría por el hecho de que estén considerando estas cuestiones, buscando también encontrar «soluciones concretas», «porque necesitamos equilibrar las oportunidades de investigación y el bienestar de los pacientes, para que los gastos incurridos en la investigación y el acceso a los beneficios resultantes se distribuyan de manera equitativa».

Finalmente, llamó la atención «sobre el hecho de que respetar la libertad de las diferentes comunidades involucradas significa apreciar también sus diversas sensibilidades culturales, que no deben ser perjudicadas por patrones de conocimiento y prácticas sociales que no reconocen como propios. Nos enfrentamos, entonces, a desafíos que plantean preguntas sobre la justicia global en materia de atención médica. En este ámbito, después de la experiencia de la pandemia, hemos visto lo importante que es proporcionar formas de gobernanza que vayan más allá de las disponibles para naciones individuales. En este sentido, necesitamos fomentar una forma de pensar sobre la comunidad internacional que sirva eficazmente a la familia humana, adoptando una perspectiva de amistad social y fraternidad universal (cf. Fratelli tutti, 173)».

FRANCISCO SOBRE LA DECLARACIÓN DE HELSINKI.

@nlafferriere

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí