Francisco recordó que «Jesús revela: ‘Si queréis conocerme, mirad la cruz’», antes de rezar el Ángelus, el domingo 21 de marzo, desde la Biblioteca Apostólica, donde reflexionó sobre el Evangelio del día según san Juan, en el que el apóstol relata un episodio donde algunos griegos expresaron su deseo de ver a Jesús. El Pontífice consideró que el pedido de aquellos griegos «se puede ver la súplica que muchos hombres y mujeres, en todo lugar y tiempo, dirigen a la Iglesia y también a cada uno de nosotros: ‘Queremos ver a Jesús’».
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Sostuvo que Jesús responde a la petición «con palabras no parecen responder a la petición que habían hecho aquellos griegos». «En realidad, van más allá. De hecho, Jesús revela que Él, para todo hombre que quiera buscarlo, es la semilla escondida dispuesta a morir para dar mucho fruto. Como diciendo: ‘si queréis conocerme, si queréis comprenderme, mirad el grano de trigo que muere en la tierra, es decir, mirad la cruz’», sostuvo el Papa Francisco. Afirmó también que «el signo de la cruz, que a lo largo de los siglos se convirtió en el emblema por excelencia de los cristianos».
«Quien también hoy quiere ‘ver a Jesús’, tal vez proveniente de países y culturas donde el cristianismo es poco conocido, ¿qué ve en primer lugar? ¿Cuál es el signo más común que encuentra? El crucifijo, la cruz», destacó, tras mencionar que el crucifijo lo encontramos en las iglesias, en los hogares de los cristianos, incluso en el propio cuerpo. En este sentido, aseguró que lo importantes es que «el signo sea coherente con el Evangelio», dado que «la cruz no puede sino expresar amor, servicio, entrega sin reservas: sólo así es verdaderamente el ‘árbol de la vida’, de la vida sobreabundante».
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